Ciudad

La urgencia de incluir la educación emocional en los colegios

Especialistas aseguran que se debe realizar con un manejo integral y transversal, que incluya a las familias como principal ente formador.

Por: Ximena Valenzuela 11 de Noviembre 2019
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

Estudiantes secundarios premunidos de piedras y palos enfrentándose con Carabineros, reuniendo materiales para encender barricadas, sacando semáforos e, incluso, participando de conatos con otros ciudadanos que no están de acuerdo con las manifestaciones violentas, han sido parte de la tónica vista en Concepción durante las últimas semanas.

Las situaciones antes descritas revelan que, en general, los jóvenes no saben canalizar sus emociones, tienen una baja tolerancia a la frustración y un limitado control de impulsos que, sin lugar a dudas, ameritan que el sistema educativo incluya la educación emocional de manera transversal.

De hecho, la Fundación Liderazgo Chile está impulsando un proyecto de ley de educación emocional en los alumnos dentro del aula, no bajo la forma de un ramo, con evaluación y nota, sino para que el docente adquiera herramientas y competencias en su proceso pedagógico para incorporarlas de manera transversal en la malla curricular.

Arnaldo Canales, presidente de la Fundación Liderazgo Chile, aseguró que es vital la incorporación del área, pues la disposición emocional determina la capacidad de aprender, es decir, que un niño que tiene una mejor condición emocional, recibirá de mejor manera los conocimientos.

Eric Valverde, magíster en educación, que se desempeña como asesor en Formación y Convivencia Escolar para Visión Activa, institución regional que apoya y patrocina la iniciativa, afirmó que en el último tiempo se han impulsado conceptos como educación gratuita y de calidad, pero no abordando el desarrollo integral de los alumnos, olvidando importantes temáticas como la violencia, vulneración de derechos y falta de ética en donde se forman los jóvenes.

La docente de español, Pamela Villagra, que trabaja tanto con alumnos de básica como de media, considera importante la educación emocional porque los niños no saben controlar sus emociones, “explotan de manera intempestiva, he visto alumnos lanzando sillas sobre un compañero porque no le gustó su opinión o grupos de niñas llorando por cosas banales, porque no saben manejar sus emociones”.

Para Villagra, se debe incorporar de forma transversal y permanente en el currículum. “Nos preparan en nuestras carreras en psicología infanto-juvenil, pero no la podemos aplicar en su totalidad, porque son muchos niños por sala, 45 o más, no da el tiempo y el currículum no permite implementarlo adecuadamente”.

Agregó que también se deberían implementar talleres para padres, pues si bien se espera que ellos los formen, muchas veces existen falencias que deben ser abordadas para un mejor desarrollo de los menores.

Debe ser incorporado

“La educación emocional hoy cobra más relevancia que nunca porque, efectivamente, es importante que desde el mundo de la educación nos hagamos cargo de las deficiencias de nuestros alumnos, por ejemplo, en el manejo de la ira, sus emociones, las situaciones de rabia y de violencia que a veces se desembocan en agresiones a un tercero, espacios públicos o, incluso, a un tercero, que se podrían orientar con una correcta educación emocional”, aseguró Fernando Peña, seremi de Educación.

Eso implica, según Peña, incorporar en el currículum y, en la realidad educativa, la importancia de los afectos, las emociones y, sobre todo, “el valor de lo relacional como un espacio de acción dentro de los fenómenos colectivos. Todas estas frustraciones y rabia que se observan tienen que ser administradas y sometidas al escrutinio de la razón y, sobre todo, de la prudencia desde los primeros años de vida”.

Para el seremi, el atrasarnos en cumplir esos objetivos, probablemente, llevaría a que en un par de años se repita la misma situación que se vive hoy. “Debemos incorporar estos elementos, tanto a nivel curricular como transversal”, dijo.

Presencia de psicólogos

“Sólo se nos educa en conocimiento formal, matemáticas, español y ciencias, pero olvidando el práctico social que permita manejar y canalizar las emociones”.

Por ello, a su juicio, los colegios deberían contar con psicólogos que puedan atender a los alumnos y orientarlos, sobre todo, considerando que por cultura los chilenos no expresamos emociones y “tampoco las gestionamos y derivan en destrozos, ira y peleas”.

Para lograr moderar la conducta de los jóvenes, según el psicólogo, se debe reconocer la emoción, tanto individual como a nivel sistémico en los colegios, que los sostenedores hagan a los niños sentirse escuchados, lo que regulará su ánimo. “Porque todo esto es producto de demandas a las que el Gobierno no está dando respuesta (…). Todo lo que se ve en el centro genera angustia, estrés y miedo”.

Emocional y cívica

“La educación emocional es muy importante, varios autores señalan que la escuela no puede ser sólo un espacio para que los niños adquieran conocimiento académico, sino que es un espacio de formación más amplio que incluye el manejo de emociones, control de impulsos, pero también las formas de participación democrática en la sociedad”, dijo la psicóloga María Victoria Benavente, doctora en Salud Mental.

De hecho, el eliminar del currículum la educación cívica, para la docente de la Universidad del Desarrollo, genera una gran falencia, porque los niños tienen que aprender maneras democráticas para manifestar sus opiniones, con respeto al otro, desde el sistema escolar. “Seguramente los chicos que están en las calles no tuvieron educación cívica (…) lo que contribuiría para construir una sociedad más democrática”.

Benavente -quien además es investigadora asociada del Bienestar y Convivencia Social del mismo plantel- detalló que los colegios necesitan un equipo multidisciplinario en temas psicosociales, es decir, psicólogos, asistentes sociales, psicopedagogos y orientadores para dar una mejor respuesta a las necesidades de los alumnos.

Los estudiantes que hoy marchan en las calles, según la experta, constituyen un grupo más globalizado, con mayor conciencia de sus derechos y fácil acceso a las comunicaciones a través de las redes sociales, lo que les permite ponerse de acuerdo para reunirse en un lugar y llevar a cabo una manifestación.

“Se preguntan a cerca de las condiciones en las que viven, su identidad, lo que quieren, son más conscientes de las injusticias y, en general, el rol transformador ha estado en los jóvenes”, sólo que ahora sin una orgánica y sin voceros.

Hay que formar a los profesores en educación emocional y participación ciudadana. Hay países en que han tenido mucho éxito en el aprendizaje socio emocional, porque, además, permite mejorar la incorporación del currículum”, agregó Benavente.

Etiquetas