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Científico penquista Jorge Contreras lidera investigación sobre arritmias en EE.UU.

Analiza las conexinas y su relación con afecciones cardiacas. Espera bloquear dichas estructuras y así evitar el desarrollo de anomalías.

Por: Ximena Valenzuela 21 de Septiembre 2019
Fotografía: Referencial

Si bien cuando estamos enamorados o con miedo nuestro corazón late de manera acelerada, lo que es considerado normal producto de las descargas de adrenalina que generan diversas situaciones, debemos poner atención a los movimientos de nuestro corazón, ya que pueden revelando una enfermedad incipiente que puede llevarnos a la muerte.

Lo ideal es que el corazón tenga un ritmo coordinado para su buen funcionamiento. Pero hay ocasiones en que eso no sucede producto a fallas en unos pequeños canales moleculares llamados conexinas, las que, actualmente, son el foco de estudio del doctor Jorge Contreras, científico oriundo de Chiguayante y actual presidente de la Sociedad de Biofísicos Latinoamericanos, Sobla.

El experto, que ya hace unos años está radicado en Estados Unidos, está explorando el rol de dichas proteínas en la actividad cardíaca, hallazgos que podrían ayudar a combatir arritmias y otros daños al órgano, tarea que dio a conocer en el encuentro.

El profesor asociado del Departamento de Fisiología, Farmacología y Neurociencia, de la Universidad de Rutgers, en New Jersey, recientemente visitó Chile e inauguró el Simposio Internacional de la Sociedad de Fisiólogos Generales, jornada organizada por el Instituto Milenio y Centro Interdisciplinario de Neurociencia, de la Universidad de Valparaíso, Cinv, que por primera vez en 74 años se realizó fuera de Estados Unidos.

En cuanto al encuentro, Contreras relevó que se haya realizado en Chile y agregó que desean transmitir el conocimiento a las nuevas generaciones, de tal manera que, en el futuro los científicos jóvenes puedan seguir desarrollando sus investigaciones y ampliar interacciones con otros expertos.

Nuevos hallazgos

Según detalló, “en mi laboratorio trabajamos con estas proteínas llamadas conexinas, que también son canales iónicos. Desarrollamos bastante investigación en biofísica y a nivel molecular tratamos de entender cómo éstos se abren y cierran en respuesta a estímulos fisiológicos y patológicos”.

Agregó que, además, estudian modelos asociados a las arritmias, “en los que sabemos, estos canales juegan un rol importante en el desarrollo de este fenómeno y, en el largo plazo, en la generación de cardiopatías”, explica el científico, quien inició sus estudios en esta área, junto a Juan Carlos Sáez, subdirector del Cinv.

Según comentó el investigador, los canales iónicos cumplen un papel fundamental en la actividad eléctrica de las células, tales como cardiomiocitos, aquellas encargadas de impulsar la función contráctil del corazón.

“En el corazón las conexinas forman canales intercelulares, que permiten la propagación de potenciales de acción entre cardiomiocitos y eso hace que el corazón se contraiga de forma coordinada. En ese contexto, hemos visto que en muchas patologías cardíacas existe una lateralización de las conexinas y que estas proteínas ya no se encuentran en las regiones en las que debieran estar para propagar el potencial de acción de forma coordinada. Y esto es crítico, pues se empiezan a gatillar potenciales de acción espontáneos en la membrana plasmática, lo que, finalmente, contribuye a generar arritmias. Esto es relativamente nuevo”, comentó.

Las arritmias son un trastorno de la frecuencia cardíaca –el pulso- o del ritmo cardíaco, y se traducen en que el corazón puede latir muy rápido –taquicardia-, demasiado lento –bradicardia- o de manera irregular.

Su presentación puede no causar daño, pero también puede ser señal de otros trastornos a este órgano y un llamado de alerta que requiere rápida atención médica. Algunos síntomas también pueden incluir agitación y dolor en el pecho, dificultad para respirar, aturdimiento o mareos, desmayos, sudoración y desmayo o desvanecimiento. “Factores como el estilo de vida poco saludable o el alto consumo de alcohol se relacionan con la génesis de las arritmias”, afirmó el investigador quien se encuentra en su tercer año como presidente de la Sobla.

Bloqueo y prevención

Debido a su implicancia en la salud humana, es que Contreras también está interesado en poder llevar sus conocimientos al ámbito más clínico. “Estamos muy entusiasmados con estos descubrimientos y creemos que a futuro nuestra aplicación se va a enfocar hacia el estudio con drogas que puedan inhibir estos canales y tener un efecto en la excitabilidad de la membrana para moverla hacia un punto de vista más fisiológico, impulsando la propagación de los potenciales de acción de manera coordinada. Esto podría ayudar a prevenir las arritmias y también otras cardiopatías en las que también se observado una lateralización de las conexinas”, señaló.

En ese marco, los estudios también han avanzado a través de modelos genéticos, tanto in vitro como en vivo, pudiendo observar este fenómeno en etapas tempranas o cuando la célula cardiaca se enfrenta a un estrés.

Por eso, el camino a seguir es continuar analizando los mecanismos de estas proteínas en el corazón y, luego, buscar estrategias para atacar la apertura de los canales. Para esto último es importante seguir buscando drogas o moléculas que puedan dirigirse al bloqueo de esas estructuras, tarea que en Chile ha avanzado, mediante las investigaciones desarrolladas por doctor Juan Carlos Sáez, del Cinv.

Pero no sólo eso. Mutaciones del gen de la conexina humana están directamente relacionadas con una variedad de patologías, que incluyen sordera, ceguera, trastornos de la piel y neurológicos. Enfermedades no hereditarias, como la isquemia cardíaca, traumatismos cerebrales y epilepsia, también alteran la expresión y función de estas estructuras, generando inflamación, disfunción tisular y muerte celular. Frente a ese escenario, el objetivo a largo plazo de Contreras y su laboratorio, es definir los determinantes moleculares y celulares que regulan la función de esta y otras proteínas en contextos fisiológicos y fisiopatológicos.

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