Apoderados del Instituto de Humanidades, vecinos del Parque Ecuador y la ONG ambientalista Winkul Lafken piden ser escuchados ante los riesgos que implica el proyecto.
Gonzalo Henríquez
Hasta la Corte de Apelaciones penquista llegaron apoderados del Instituto de Humanidades de Concepción y representantes de la Junta de Vecinos de Parque Ecuador Sur, para presentar un recurso de protección en contra del proyecto de la empresa Aitué, “Ciudad del Parque”, que construirá siete edificios en calle Chacabuco, entre Colo-Colo y Castellón.
Así lo informó el abogado y presidente de la ONG Winkul Lafken, Ulises Medina, quien señaló que “presentamos un recurso de protección en contra de la resolución que rechaza el recurso de reposición interpuesto por los vecinos de la Junta de Vecinos Parque Ecuador Sur, para abrir el proceso de participación ciudadana. Buscamos que los vecinos puedan tener un proceso de participación justo y democrático y hacer presentes las inquietudes y dudas de este proyecto que va a producir un grave perjuicio para los alumnos y la calidad de vida de los vecinos del sector”.
El objetivo último del recurso es que se realice un estudio de impacto ambiental “como debió haber sido desde un principio y no una declaración. Hay bastantes irregularidades en el proceso y esto va afectar la salud de los niños, especialmente aquellos que están en etapa de desarrollo, debido a la falta de luz solar que va a provocar levantar edificios de 21 pisos alrededor del colegio y de quienes habitan el lugar”, agregó Ubilla.
El recurso representa a los vecinos, padres y apoderados del Instituto de Humanidades, pero “especialmente queremos resguardar el bien superior de los niños que, al no recibir vitamina D, por falta de luz solar, afectará el estado de ánimo de los niños, pero también su desarrollo muscular y óseo”, aclaró el abogado.
Concluyó diciendo que “esta es una lucha abierta de toda la comunidad, no sólo de los recursos que han presentado los recurrentes del Liceo Charles de Gaulle o nosotros, sino de toda la comunidad penquista que van a ver afectada su calidad de vida”.
En tanto, Catalina Muñoz, apoderada del Instituto de Humanidades, indicó que “lo que buscamos es un estudio de impacto ambiental que garantice resguardos previos a cuando la obra se empiece a materializar. Creemos que este proyecto es un monstruo arquitectónico y urbano, que va influir negativamente en las familias del colegio, como en los del entorno”.
“Para nosotros no es una opción irnos. Yo quiero hacer ciudad, una ciudad caminable para las personas. Este monstruo va a crear contaminación, congestión vehicular, problemas con las aguas lluvia y servidas, que la empresa no ha declarado en ningún momento. En ninguna parte se habla de las vibraciones de suelo y un edificio que tiene tres pisos de subterráneo, más las fundaciones, va a generar problemas que van afectar la calidad de vida de los estudiantes, no sólo durante los seis años que dura la construcción del proyecto, sino que para toda la vida. Pedimos varias veces la participación ciudadana y nunca se nos consideró como comunidad. Hablamos de 800 familias, 800 niños del instituto y mil 200 del Liceo Charles de Gaulle, más todos los vecinos del sector y así y todo no fuimos escuchados”, concluyó Muñoz.