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Integración social en la Región del Bío Bío: ¿Hemos avanzado?

Actualmente la CChC está levantando 8.000 soluciones habitacionales de este tipo, la mayoría camino a Coronel. Sin embargo, el valor del suelo sería la piedra de tope para realizarlas en el centro penquista.

Por: Ximena Valenzuela 22 de Julio 2018
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

La polémica desatada en los últimos días en contra de la integración social de viviendas,  política del ministerio de Vivienda y Urbanismo desde 2016, no sólo tiene detractores en las  Condes por el proyecto de la rotonda Atenas, sino también en la Región por una iniciativa de la constructora Manzano, que levantará 100 viviendas de este tipo en Chillán.

Ambas construcciones contribuyen, según los expertos, a mejorar la calidad de vida de familias vulnerables, situación que para arquitectos, urbanistas y la Cámara Chilena de la Construcción, CChC,  es positiva, pues entregan viviendas dignas para sectores de escasos recursos, con acceso a servicios y, que según el precio del paño, resulta conveniente para los desarrolladores inmobiliarios.

Cristian San Martín, gerente general de la Constructora Manzano,  que está levantando el Condominio Vista Schleyer, entre las calles Bombero Lagos y Los Batallones en Chillán, detalló que están levantando  cinco torres de departamentos, cien en total, que  es rechazado por los vecinos.

“Una agrupación (Parque Schleyer) ha interpuesto dos recursos de no innovar y una demanda contra el permiso (de construcción). Los dos recursos fueron rechazados y la demanda lógicamente debe ser acogida. Se sigue  construyendo de acuerdo a lo programado, debido a que no existe ninguna razón para detener las obras”, dijo y comentó que en este caso son sectores acomodados los que se niegan a recibir las familias emergentes.

Explicó que para la constructora es importante participar en este tipo de proyectos, pues considera que “el  concepto de integración social, es una realidad en el país y que es una gran medida para mejorar la calidad de vida de las personas de menos recursos y de la sociedad en general”.

La obra, que partió a inicios de marzo y tiene un contrato de  UF 106.820, tiene un 28% de avance  y se espera que los departamentos de 55 metros cuadrados sean entregados el primer semestre de 2019.

La comunidad, en tanto, asegura que rechaza el proyecto porque  los terrenos, donados por la familia Schleyer, en que construyen las torres, estaban destinados para crear un parque.

Beneficios del programa

Para el seremi de Vivienda y Urbanismo, Emilio Armstrong, el rechazo de la gente se debería, principalmente, al desconocimiento del programa de Integración Social y Territorial que, a su juicio, es  una iniciativa exitosa que no ha repercutido de manera negativa en la Región.

“En 2016 se realizaron 18 proyectos y  el año pasado 27, sumando 11 mil viviendas entre ambos períodos. Hasta fin de mes se reciben  postulaciones de las entidades desarrolladoras, 42 han presentado iniciativas, que se serán evaluadas entre agosto y septiembre. En octubre conoceremos los resultados, la gente sabrá si el proyecto es viable y usar sus subsidios”.

Financiamiento y calidad técnica  definirán los proyectos que se desarrollarán. Se estima que serán 2.655 viviendas en total,  30% de ellas para  integración, optan a casas de 1.200 UF, sin deuda, con un ahorro de 30 UF.

Los sectores medios concentran el 70% de las soluciones habitacionales  de hasta 2.200 UF, con un subsidio de 1.200 UF. “Entre los proyectos listos están: La Peña 3 en Coronel con 276 casas ; villa Conavicoop en San Pedro de la Paz suma 223 en la etapa 11, y Jardines de la Floresta 5 en Hualpén, etapa dos con 104 viviendas”.

Armstrong aseguró  que la dinámica de los proyectos funciona bien porque  incluyen un programa de acompañamiento, que permite eliminar los  prejuicios de vivir en integración. “Como seremi y arquitecto veo que estos proyectos son exitosos y tal como dijo el ministro (Cristián Monckeberg) insistiremos con esta política, que va en línea de lo dicho por el Presidente Piñera, de recuperar las ciudades”.

Valor del suelo

El presidente de la CChC, Manuel Durán, expresó que el gremio ve con buenos ojos los proyectos de integración social, pero afirmó que el caso de  la rotonda Atenas en Santiago es excepcional, pues el terreno fue donado y, a su juicio, ningún privado podría hacer algo así, ya que, prácticamente, tendrían que regalar entre el 20 y 30% de las viviendas.

Afirmó  que estos proyectos, en general, por el valor del suelo se pueden construir en la periferia, sectores de extensión urbana o en ciudades con  paños disponibles, pero que es difícil hacerlo en zonas céntricas debido al valor del suelo.

“Se está haciendo con mucho éxito en Coronel, logrando buenas soluciones habitacionales. Nosotros tenemos 8.500 viviendas que se están construyendo por este sistema en la periferia o camino a Coronel (…) Camino a Chaimávida es una probabilidad, pero depende del valor del suelo, cuánto cuesta urbanizarlos y rellenar”, dijo.

El espíritu del proyecto es bueno, indicó Durán, porque integra, incluye bonificación de subsidio, equivalente  hasta casi un tercio de la vivienda para el que compra, “pero  hay que ser práctico en dónde se aplica y cuándo”, dijo y comentó que es más adecuado levantar casas o edificios bajos, que no requieren ascensor, pues eso aumentaría gastos comunes.

En la misma línea de Durán, Claudia Hempel, presidenta del comité de Arquitectura de la CChC, dijo que el valor del suelo debe ser abordado, pues generalmente está sobrevalorado, tal como sucede, a su juicio, en el centro de Concepción donde los dueños de terrenos especulan con el valor, lo que no permite una figura de negocio. “Se están recién iniciando estas políticas, pero deben perfeccionarse para impulsar proyectos en zonas de alta demanda”.

El  decano de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Geografía, Faug, de la Universidad de Concepción, Bernardo Suazo, recalcó que las políticas nacionales como esta deben estar orientadas a cada macro región, pues, a su juicio, en Concepción no ha funcionado bien por la falta de terrenos centrales, que permitan realizar una buena mixtura habitacional, y que además sea rentable para privados.

Durán manifestó que en un par de años se deberá hacer un análisis para ver cómo ha funcionado el sistema en la Región, pero que el gremio apuesta a aumentar la integración y generar homogeneidad en las ciudades.

A juicio de Armstrong, los proyectos de hasta 2.200 UF tienen más posibilidades de comprar terrenos de alto valor y agregó que en Concepción algunos comités, a través de la Subdere, han adquirido paños  cuando el subsidio no les alcanza para ello, y que otra línea de financiamiento es solicitar apoyo al Gobierno Regional.

Tema pendiente

Para  Hempel, quien es docente de UdeC, las ciudades chilenas están construidas de forma muy segregada, debido a la antigua política del Minvu que fomentaba la construcción de  guetos en barrios periféricos,  excluidos de la conectividad y los servicios de las ciudades. Agregó que los programas de integración son positivos y necesarios, pues contribuyen a la búsqueda de equilibrios.

“La segregación existe en todo Chile, acá en Chiguayante y en San Pedro de la Paz es más notorio. Es un tema a trabajar, que se desarrolla en zonas donde el valor del suelo lo permite. En el caso de Las Condes el municipio aporta el terreno, lo que es muy positivo, ojalá que cada municipio pudiera tener un proyecto de este tipo, que benefician no sólo con servicios, sino con áreas verdes y equipamiento, tal como sucede en Europa donde la segregación es mejor manejada”.

Para Suazo una posibilidad cierta de integración en sectores céntricos podría darse  con el antiguo sistema de renovación urbana, que involucraba mayores recursos y que se desarrollaba en sectores ya urbanizados, sobre todo, desde Los Carrera a Manuel Rodríguez, lugares en los que, a su juicio, se logró buena densidad y estándar de construcción.

El decano de la UdeC sostuvo que, en general, la segregación de las ciudades está determinada fuertemente por la vía férrea y sostuvo que ante la falta de terrenos se debe trabajar en una densificación equilibrada, que aporte al espacio público, entregue equipamiento, de tal manera, que la gente no tenga que trasladarse para comprar algo, pues los viajes generan  un impacto negativo en la calidad de vida de las personas.

Destacó el trabajo que está realizando el municipio penquista, en forma participativa con las entidades relacionados, para determinar altura máxima de edificios en el centro y mejoras que incentiven la recuperación del centro. “En el perímetro entre Los Carrera, Chacabuco, Paicaví y Prat hay más de siete hectáreas vacías, que para el terremoto fueron patentes, eso genera deterioro, mala imagen de ciudad, entonces es obvio que hay que fomentar que se construya en esos paños  y en sectores con buena circulación”.

Afirmó que la mezcla social de estos proyectos en sectores como el centro de Concepción   generaría control social y disminuiría  hechos de delincuencia en momentos en que el comercio está cerrado. Puerto Varas en Chile y Copenhague en Dinamarca son considerados ejemplos de integración para Suazo.

“La segregación que realiza la comunidad es un tema cultural, me parece extraño cuando la gente se escandaliza por fenómenos de este tipo (…) hay que avanzar en generar los equilibrios para que para los privados tenga la oportunidad de aportar”, dijo.

 Planificar como un todo

Pablo Altikes, doctor en arquitectura de la Universidad de Sevilla, concordó con sus pares en que la política del ministerio de Vivienda es positiva, tanto para quienes requieren de una vivienda como para el mundo de la construcción.

Sin embargo, afirmó que la verdadera integración social, que se da desde el compartir la ciudad entre todos,  pero que se requiere de una política estatal a largo plazo y no dependiendo del gobierno de turno. Esto implica que la ciudad se planifica como un todo y no  donde cada alcalde tome decisiones para con su comuna, pues lo único que se crearía es una sumatoria de feudos.

Ciudades como Antofagasta, Arica, Santiago, son para el profesional el mejor ejemplo de polarización, donde los barrios tienen nombres que conllevan una posición social y económica, y al contrario de sus pares no cree  que San Pedro de la Paz la tenga tan marcada.

Aseguró que la integración de la vivienda social debe ser muy estudiada en aspectos como la  integración urbana, relación entre espacio construido y espacio público, incorporando equipos de profesionales como sociólogos, paisajistas, expertos en violencia urbana y otros para que la densificación  funcione al largo plazo y exista un seguimiento y control permanente de las autoridades desde su inicio, ya que, según dijo,  la vulnerabilidad social no se termina con la entrega de una vivienda, “es la educación la única herramienta que puede entregar un gobierno para erradicar la segregación”, aseguró.

Las ciudades que no están segregadas experimentan, según Altikes, un enorme ahorro económico en temas como: violencia familiar, violencia urbana, sistemas de protección urbana como: cámaras, rejas, alarmas, muros y guardias, entre otros, lo que permite usar los recursos en otros temas.

Agregó que un país interesante de estudiar por su integración es Canadá en ciudades como Toronto, Vancouver y Montreal, al contrario de Nueva York que por años reflejó la segregación  con barrios como Harlem y el Bronx.

No existe segregación

El presidente regional del Colegio de Arquitectos, Claudio Arce, tiene una postura totalmente distinta a la del resto de los expertos, pues a su juicio, la integración social se da, sobre todo, en los espacios públicos de la ciudad que históricamente ha sido el espacio de encuentro e inclusión. Esto, desde antes de la aparición de la ciudad Griega.

Agregó que Concepción no es Santiago y que generalizar en temas urbanos o pretender que los problemas propios de la capital son los de Chile es un gran equivoco, pues generan análisis contradictorios.

“La segregación urbana es un problema, principalmente, de Santiago. En Concepción existe una mayor integración urbana y social. Aquí sus habitantes, independiente de sus clases sociales, comparten los mismo cines, parques, supermercados, centros comerciales, universidades, entre otros, que si bien no es perfecta, no existe en Santiago”.

Comentó que urbanamente la ciudad está construida en base a una estructura de barrios estratificados y segregados económicamente. “Santiago es una ciudad donde los grupos económicamente más pudientes se han alejado históricamente de la ciudad, como paso en los 60’ hacia Providencia, luego en los 80’ a las Condes, después San Carlos, La Dehesa y así. En cambio, vemos que en Concepción como barrios tradicionales, Pedro de Valdivia, barrio universitario vuelven regenerarse y reconstruirse, sin mayores complejos”.

Detalló que la necesidad de la zona es mejorar y aumentar los espacios públicos, la infraestructura urbana, las áreas verdes, además de la calidad y dar accesibilidad a mejores sistemas de transporte público  en todos los barrios de la ciudad. Para así mejorar el contexto social y la integración ciudadana.

Detalló que ejemplos como la remodelación de la Diagonal, el parque Ecuador o el Barrio Universitario o, incluso, la inhóspita (por la falta de paisajismo o infraestructura) franja de tierra que se dejó junto al río, producto de la prolongación de la costanera hacia Chiguayante, han permitido que la gente de distintos estratos económicos hagan deporte o sociabilicen en un mismo espacio urbano.

Además, Arce dijo que en Concepción no hay falta de terrenos, que aún existen muchos sitios para construir en áreas urbanas, “el análisis es qué tipo de ciudad y qué espacios públicos queremos. Todos los sectores deberían estar sujetos a integración en base a mejoramientos de sus espacios públicos, a la formulación de parques o áreas verdes, lo que haría que la ciudad y la calidad de vida sea más equilibrada entre los distintos sectores, pues es imposible pretender que todos los ciudadanos vivan en una sola área urbana”.

Para Arce, la integración social de las ciudades produce un enriquecimiento general en la población, ya sea por integración de ideas, pensamientos y creatividad, o en ámbitos como el deporte, la economía o la cultura, que bien canalizados puede ser detonantes de acciones muy positivas. “La integración se debe abordar desde educación si queremos conseguir resultados exitosos”, comentó.

Sostuvo que las que ciudades escandinavas, que en escala y tamaño son similares a las nuestras, tienen una integración social equilibrada, pero recalcó que se debe entender que el desarrollo cultural debe ser potenciado, pues así se consiguen ciudades más homogéneas, más inclusivas, más creativas y más amables.

Distinción de clases

Durante décadas Aurora de Chile fue uno de los sectores más segregados de Concepción. De hecho, ahora luego del término de la primera etapa de construcción de la llamada Manzana M1, que alberga a más de 100 familias, se inició la urbanización del lugar, es decir, dotarlo no sólo de calles pavimentadas, sino también de servicios básicos.

Walter Blas,  coordinador del proyecto Los Retratos de Aurora, iniciativa que pretende relevar la identidad y poner en valor a Aurora de Chile, afirmó que el problema en Chile es que muchas veces hay lugares que pasan a ser, prácticamente, invisibles.

Blas, que durante 25 años ha trabajado en el área social, aseguró que la discriminación de clases sociales se da por un tema de castas, donde el ingreso económico y los apellidos son determinantes al momento que dicen “váyanse a otro lugar, no en este, que no es adecuado porque nos baja la plusvalía”.

El valor de los terrenos también genera diferencia, “el valor del metro cuadrado en Andalué o en Idahue es mayor hasta en diez veces el valor de uno camino a Coronel. Los metros cuadrados de las viviendas y la calidad de construcción también develan segregación, por ejemplo, en las sociales de 40 metros cuadrados ni los muebles alcanzan y muchas veces se llueven en invierno”.

Aseguró que la segregación es patente en Boca Sur, Agüita de la Perdiz, Barrio Norte y Cerro Chepe, que, a su juicio, están fuera de la visión política, sin programas de mejoramiento y que sólo son mirados en época de elecciones porque son un voto seguro. “Esto tiene que ver con una responsabilidad política, que debe actuar independiente del sector en que esté, que  cuenten la misma seguridad, servicios y viviendas dignas (…) es un problema que no sólo sucede en Chile, sino también en Latinoamérica, donde lo más grave es que no es un problema económico, sino una invisibilidad del problema”, puntualizó.

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