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Primer robot social educativo chileno lanzará campaña crowdfunding

Por: Diario Concepción 18 de Noviembre 2017
Fotografía: Cedida

Si hasta hace poco sólo servían para labores industriales, hoy son capaces de interactuar y conversar con humanos, y se están comenzando a utilizar para aprendizaje con niños y terapias de ancianos con Alzheimer.

Por: Carmina Rodríguez Hidalgo
Periodista y candidata a doctorado en comunicaciones en la Escuela de Investigación en Comunicación de Amsterdam (ASCoR), Universidad de Amsterdam, Países Bajos.

En los últimos años, la robótica social ha emergido como un interesante campo para el desarrollo de robots con capacidades sociales, con habilidades de interactuar con otros humanos de una manera similar a como harían las personas entre ellas. Los robots, que hasta hace poco sólo servían para labores industriales (un ejemplo son los ‘brazos’ mecánicos utilizados en la industria automotriz para ensamblar los diferentes componentes de un auto) y de servicio (tal como los ‘robots aspiradora’ que operan en algunos hogares), ahora son capaces de interactuar y conversar con humanos utilizando elementos no verbales, tal como el mover o dar la mano al saludar y realizar inflexiones de voz, aparte de mostrar habilidades motrices como caminar, cantar y bailar.

Aunque al desarrollo de estas llamadas ‘habilidades sociales’ les queda aún un largo camino por recorrer, éstas crecen a pasos agigantados en Estados Unidos, Asia y Europa, donde se están desarrollando robots con cada vez mayores capacidades. El uso que se le puede dar a estos robots sociales es amplio. Hasta ahora, ha estado más centrado en ayudar a niños con alguna discapacidad física o intelectual, y también a ancianos que por ejemplo padecen de Alzheimer. Las posibilidades de ayuda a niños autistas, por ejemplo, son enormes ya que los robots podrían parecer más ‘predecibles’ que los humanos, una percepción que a estos niños les ayuda a comunicarse. Con ancianos, estos robots podrían representar un invaluable registro de las memorias que ya se disiparon, o ayudarles con variados recordatorios como el de tomar sus medicinas.

Sin embargo, donde existe un gran potencial para estos robots es en la interacción con los niños, los efectos de la cual la investigación científica recién comienza a descubrir. Un robot social podría representar un importante ‘compañero de juegos’ y de aprendizaje, un momento en que los pequeños requieren de especial atención e interacción. Sabido es que los niños pueden pasar horas viendo películas o permanecer ‘pegados’ en YouTube, en muchos casos para desesperación de los padres. Sin proponer en lo absoluto que estos robots remplacen lo irremplazable, que es el cariño y el cuidado de sus padres, es destacable que, por la gran afinidad que estos robots despiertan en los niños según recientes estudios, a lo mejor ellos tendrían la clave para despertar el mismo o mayor interés en los pequeños que otros medios más pasivos, pero que les permita utilizar el tiempo de una manera más interactiva y creativa para jugar y aprender, a lo mejor un idioma, recibir ayuda en matemáticas, escuchar un cuento, aprender a programar, o simplemente, conversar y entretenerse.

Crowfunding

En Chile, una interesante iniciativa es SIMA Robot (www.simarobot.com) , el primer tipo de robot social nacido en Latinoamérica, que ha recibido el apoyo de Startup Chile, y que en la semana entrante iniciará una campaña en Kickstarter (www.kickstarter.com), una de las plataformas más importantes de crowdfunding a nivel mundial. Esta campaña tiene como objetivo reunir fondos para construir las primeras cien unidades para lanzar SIMA a su primera venta. Aparte de adquirir las primeras unidades, existirán distintas maneras de apoyar al proyecto a través de Kickstarter: comprar ‘mini SIMAS’ y ‘SIMA poleras’ (US$35), comprar un conjunto de SIMAS a un precio especial (US$1.250), generar expresiones de saludos y gracias a través de Sima (US$5), SIMA Early bird (US$115), y elige a SIMA en tu color favorito (US$165), entre otros.

Hablando de precios, una de las particularidades de SIMA sería su inusual bajo costo, comparado con otros robots sociales más sofisticados, que tienen un alto precio (cercano a los US$10.000 como es el caso de NAO robot) y que aún están fuera del mercado, por ende, fuera del alcance de la mayoría de las familias chilenas. “Nuestro leitmotif es hacer la robótica social accesible a la gran mayoría de las personas,” comenta Virgina Dias, creadora o ‘mamá’ de Sima, quien es educadora con especialización en dinámica de grupo, quien junto al ‘padre’ de Sima, el ingeniero mecánico y MBA Felipe Araya, dieron vida a este proyecto hace un poco más de un año.

SIMA robot funciona a través de una aplicación instalable en cualquier teléfono inteligente tipo Android, el cual luego se ‘coloca’ dentro del cuerpo de SIMA, permitiendo su funcionamiento. Esta aplicación, en un futuro cercano, sería programable por padres y educadores. “A nosotros no nos parece generar todo el contenido, pues el saber es infinito, por eso quisimos entregar herramientas para que la propia gente lo siga desarrollando,” comenta Dias, con lo cual abre la puerta a cualquiera que tenga ganas de enseñar, a utilizarlo como plataforma.

Considerando los grandes avances de la robótica social en otras regiones del mundo, SIMA nos entrega una valiosa lección de emprendimiento y desarrollo de robots sociales nacida en nuestro propio territorio, no sólo con gran potencial para el aprendizaje de los niños, sino que a su vez también para la investigación.

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