Ciudad

Aumentan cifras de depresión, pero gasto público sigue en 2%

Por: Ximena Valenzuela 12 de Octubre 2017
Fotografía: Archivo

“Uno no se da cuenta con el hijo tiene depresión, piensa que está cansado, aburrido de la rutina y de los estudios, pero nada más. Sólo nos dimos cuenta cuando tomó una gran cantidad de pastillas y lo encontramos casi muerto”, dijo Carmen Fuentes, madre un estudiante de medicina que intentó suicidarse.

Fuentes explicó que la acción de su hijo estaba totalmente relacionada con la depresión. “El quería morir. Tomó pastillas para dormir y unos hipoglicemiantes que complicaron todo. Estuvo varios días hospitalizado porque sus niveles de azúcar fluctuaban y se descompensaba”, dijo.

El caso del joven universitario no es extraño. De hecho, según estadísticas de la Seremi de Salud, nueve de cada 10 personas que realizan intentos suicidas tienen una enfermedad mental de base como la depresión.

El Ministerio de Salud define la depresión como “una enfermedad que se caracteriza por tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la incapacidad para llevar acabo las actividades cotidianas, que se mantiene, al menos por dos semanas”.

La población masculina de 20 a 24 años tiene la segunda prevalencia de riesgo de suicidio, la más alta es de varones entre 40 y 44 años. En tanto, en mujeres la mayor prevalencia se registra en el segmento de 15 a 19 años, seguido de la población entre 40 y 44 años, explicó el seremi de Salud, Mauricio Careaga.

La OMS en su último informe llamado Depresión y otros Desórdenes Mentales Comunes sostuvo que el cinco por ciento de los chilenos padece depresión e identificó que 844.253 personas mayores de 15 años sufren de depresión, mientras que más de un millón tiene trastorno de ansiedad.

A esos antecedentes se suma que Chile es el segundo país de la Ocde, después de Corea del Sur, que ha aumentado el suicidio en jóvenes. Según datos del Minsal las muertes autoprovocadas alcanzarán los doce casos por cada 100 mil habitantes en 2020 en la población de diez a diecinueve años.

Factores y síntomas

Gricel Orellana, directora del departamento de Psiquiatría Oriente de la Universidad de Chile, afirmó que entre los factores que generan aumento de casos de depresión, más que los genéticos y sociales, los que influyen son los ambientales. “Elevada frecuencia de estrés de diverso tipo, principalmente laboral y socioeconómico. Es cosa de ver lo que sucede con las pensiones. Además, el sistema público de salud no realiza diagnóstico ni terapia precoz de la depresión”.

El déficit económico de la población chilena, debido a la elevada desigualdad, implica mucho estrés en las personas y la baja cobertura en salud lo complica aún más, partiendo por el alto valor que tienen los antidepresivos.

Entre los principales signos que pueden indicar que una persona está padeciendo depresión, Orellana, detalló que son múltiples como: sentirse triste o vacío, pérdida de interés en sus actividades favoritas, aumento o pérdida de apetito y no poder dormir, o bien, dormir demasiado.

Asimismo, a estos signos se puede sumar un extremo cansancio, “sentirse sin esperanzas, irritable, ansioso o culpable. Se suma dolor de cabeza, calambres o problemas digestivos, ideas de muerte o de suicidio y, obviamente, intentos de terminar con su vida o episodios de automutilación”.

En cuanto a los signos que puedan llevar a los padres a advertir que su hijo puede estar en riesgo de suicidio, según la especialista docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, está el clásico aislamiento psicosocial, irritabilidad, falta de apetito y disminución de la libido.

También suele ser común que estos menores tengan ideas de muerte o de suicidio, intentos claros de hacerlo y automutilación, que se suma al fracaso escolar.

Mejorar atención

Al ser consultada sobre como evalúa los planes GES, Garantías Explícitas en Salud, para la depresión y si estos son capaces de cubrir la patología en su totalidad, Orellana, quien además es perito judicial de la Corte de Apelaciones de Santiago, aseguró que dichos planes deberían incluir fármacos de elevada efectividad. “Como el Altruline -sertralina de marca y de excelente calidad- que en mi experiencia clínica da mejores resultados”, dijo y aclaró que no tiene conflicto de interés con respecto al fármaco.

La necesidad de implementar un plan nacional de Salud Mental para disminuir las crecientes tasas de suicidios exigió el diputado DC Jorge Sabag considerando que Chile, según la OMS, el 17% de los chilenos sufre de depresión, una de las tasas más altas a nivel mundial.

Agregó que “como Estado aún no hemos sido capaces de tratar esta realidad social de una manera integral, a sabiendas de que se trata de un fenómeno que cobra mayor importancia con el tiempo”.

Indicó que el Estado debe garantizar una atención integral con un proceso psicoterapéutico digno, ya que lamentablemente, según dijo, los programas de salud mental aún son muy deficientes.

Actualmente, el gasto público en salud mental llega al 2%, muy por debajo del 5% que propuso como meta hace algunos años el plan nacional de Salud Mental y Psiquiatría, que corresponde al promedio de los países de la Ocde. Un ejemplo cercano es el caso de Uruguay, donde este ítem considera alrededor del 8%.

Atención pública y privada

Actualmente, Fonasa entrega cobertura a todos sus beneficiarios con su plan general en el que se destaca el programa de Salud Mental con el que es posible acceder, a través de la atención primaria de salud, a atenciones preventivas, de evaluación y tratamiento, mientras que en los recintos de nivel secundario y terciario los usuarios cuentan con tratamientos ambulatorios y de hospitalización de corta y mediana estadía.

En dichos recintos es posible acceder a la cobertura que entrega el Auge a la patología. La depresión en personas de 15 años y más se encuentra garantizada en el Auge desde 2005, garantizando el tratamiento de la enfermedad, con atención inmediata desde la confirmación del diagnóstico y una consulta con especialista en un plazo máximo de 30 días desde la derivación.

Ahora bien, existe otra opción, a través de la red privada, por medio de la modalidad libre elección (bonos o programas médicos), los beneficiarios Fonasa (tramos B, C o D), pueden acceder a la elección de un profesional o establecimiento en convenio, para la consulta de salud mental o bien, un programa médico para tratamientos de especialidad psiquiátrica o psicológica.

Etiquetas