Hace tres años el Laboratorio de Estudios del Antropoceno llegó al Sitio Ramsar para investigar y colaborar en procesos de conservación que inició la comunidad Mateo Nahuelpán en 2012. El trabajo llevó al primer convenio entre el Instituto de Ecología y Biodiversidad con una comunidad indígena, vigente desde 2025 para coproducir conocimientos y acciones.
A cientos de kilómetros al sur de la capital del Biobío, más de cuatro horas en automóvil, un lugar de invaluable patrimonio natural y cultural es epicentro de una virtuosa y cada vez más potente alianza entre investigadores de la Universidad de Concepción (UdeC) con la ancestral comunidad local para su conservación.
El humedal Monkül, en el sector costero de Carahue a 74 kilómetros al oeste de Temuco, en 2020 se declaró Sitio Ramsar tras un esfuerzo que lideró la comunidad lafkenche Mateo Nahuelpán que habita y resguarda el espacio, con la que el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) que se lidera desde la UdeC firmó un acuerdo de colaboración que fortalece un trabajo conjunto que hace tres años inició el Laboratorio de Estudios del Antropoceno (LEA).
Es el primer convenio con una comunidad indígena que establece el centro de excelencia que dirige el académico de la Facultad de Ciencias Forestales Aníbal Pauchard y financia la Anid. A su alero se materializa un modelo, necesario e inspirador, donde distintos conocimientos dialogan y la ciencia está al servicio de la comunidad para proteger al territorio que es refugio biocultural.
“Refugios Bioculturales” es el proyecto Fondecyt del LEA UdeC sobre conservación de tres humedales emblemáticos por su biodiversidad y memoria que llevó a conectar con la organización lafkenche y llegar hace tres años a Monkül para investigar y colaborar en su preservación, desde el reconocimiento e integración de saberes tradicionales.
En ese contexto surge el convenio para “la coproducción de conocimiento, investigación y gestión sostenible del Sitio Ramsar Monkül”, relevó Cristóbal Pizarro, director del LEA e investigador del IEB, y sostuvo que “marca un hito importante para la colaboración y diálogo de saberes necesarios en los territorios frente a la crisis socioecológica que afecta a la biodiversidad y en un sentido más amplio y espiritual a la naturaleza y todos quienes forman parte de ella”.
“El acuerdo es un hito esperanzador. Contar con actores tan relevantes en el mundo de la ciencia viene a contribuir fuertemente en lo que venimos trabajando y permite una proyección de las acciones que nos movilizan”, afirmó Estela Nahuelpán, presidenta de la comunidad Mateo Nahuelpán que hace más de una década trabaja por la protección del humedal.
El compromiso se celebra por un plazo inicial de dos años a partir de este 2025, aunque la proyección trasciende como el trabajo previo.
“Como LEA generamos un puente entre la ciencia y los saberes tradicionales de los territorios. Para ello trabajamos durante tres años generando investigación y acción participativa con la comunidad Mateo Nahuelpán, y las confianzas necesarias para que sea un acuerdo justo, ético y de mutuo beneficio”, expuso Pizarro.
“Hemos recibido una colaboración maravillosa y hemos visto resultados hermosos que han venido a revitalizar la energía de la comunidad”, manifestó Nahuelpán. “El equipo del LEA ha venido a reforzar el trabajo, aportando con investigación que ha levantado mucha información importante sobre el territorio y que ha sido devuelta, y eso rompe ese círculo en que la academia sólo extrae conocimiento de los territorios”, destacó por un lado. Además, el impulso a acciones de educación y socioculturales que con el convenio se proyectan como el “Festival de las Aves” que este 2025 realizó su tercera versión que convocó a organizaciones y personas de distintas localidades a Monkül en el marco del Día Mundial de los Humedales que es el 2 de febrero.
La educación intercultural en el territorio, con iniciativas como recibir a estudiantes y observación de avifauna, es pilar de la acción de la comunidad lafkenche para la valoración del humedal, y centro del trabajo con el LEA UdeC que impulsó una acción como el Festival de las Aves que este 2025 tuvo su tercera versión.
Cuerpos de agua, redes de canales, desembocadura, playas, bosque nativo, frutos, hongos, plantas medicinales, algas, animales nativos, especies acuáticas y múltiple avifauna es parte de lo que caracteriza a la rica biodiversidad del territorio que alberga al humedal Monkül y a la comunidad lafkenche con su cultura y saberes que también subsisten junto con un ecosistema que cumple roles socioecológicos relevantes, que escriben historias y marcan las memorias de sus habitantes, en aspectos como regulación de la temperatura, el clima y el ciclo hídrico a través de la retención y provisión de agua, como también mitigar eventos catastróficos como inundaciones.
Aunque son altamente vulnerables a cambios ambientales e influencias de la actividad humana, lo que incide directamente en sus funciones.
El trabajo de investigación del LEA UdeC-IEB, junto con la comunidad Mateo Nahuelpán, ha permitido levantar y sistematizar la valiosa información sobre este lugar como refugio biocultural, desde su diversidad biológica hasta los desafíos de su conservación.
Entre las iniciativas está un monitoreo continuo que ha permitido registrar a 124 aves, muchas migratorias y que allí anidan, demostrando su importancia como refugio de vida. Otras acciones han relevado lugares esenciales para la biodiversidad y la cultura mapuche lafkenche. Además, se han evidenciado las amenazas actuales que enfrenta el territorio, como ingreso de cazadores y/o falta de conocimiento y valoración del espacio.
En este sentido se han logrado desarrollar soluciones colaborativas basadas en el saber y liderazgo de la comunidad que allí habita, como lo hicieron sus ancestros, para la gestión y cuidado del humedal. Así debe ser.
“Está hace años demostrado por la ecología que los seres humanos estamos intrínsecamente ligados e interconectados con la naturaleza, en relaciones que son interdependientes. Este mismo pensamiento está fuertemente arraigado en la cultura y el saber mapuche en general, a lo que este saber añade una dimensión espiritual y ética integrada que profundiza el conocimiento ecológico y le da un sentido cultural y social”, expuso el académico UdeC, director del LEA e investigador del IEB Cristóbal Pizarro.
Y las actividades educativas ambientales e interculturales, con especial foco en nuevas generaciones son pilar para fortalecer la protección del Monkül y la acción en Mateo Nahuelpán, que su presidenta Estela Nahuelpán relató que partió en 2012 desde la visibilización del espacio con su valor biocultural. Esfuerzo que se reconoció en 2020 con la designación como primer Sitio Ramsar de la Región de La Araucanía.
“En la medida en que generemos acciones orientadas a la visibilización y la educación en los territorios podremos desarrollar herramientas de conocimiento, respeto y resguardo”, relevó. Para ello se abren como comunidad a recibir visitas de estudiantes para que conozcan y valoren al humedal y la visión mapuche, o motivan la observación de aves. Todo ello se ha fortalecido y proyecta con el trabajo del LEA UdeC- IEB, en que también valoró el potencial de ser referente de la vinculación entre la academia con las comunidades mapuche e inspirar otras iniciativas.
Avanzar en la vinculación y colaboración entre academia y la comunidad indígena es crucial para la presidenta de Mateo Nahuelpán, Estela Nahuelpán, siempre sobre principios de respeto y reciprocidad. La certeza la nutre la experiencia que partió en 2017 con universidades de La Araucanía, pero dio un paso más con la llegada al territorio del equipo del LEA UdeC liderado por Cristóbal Pizarro hace tres años, y puede ir mucho más allá con el convenio actual.
“La vinculación de la academia con los territorios es fundamental para el desarrollo de una sociedad en la cual estamos insertos todos, pero algunos con posibilidades distintas. La academia tiene la posibilidad de levantar y generar conocimiento, y aportar a procesos que llevan las comunidades”, sostuvo. Y “la colaboración respetuosa es fundamental”, afirmó.
Al respecto, planteó que muchas comunidades llevan luchas diversas de largo aliento que no dan frutos por falta de profesionales y experticias que puedan dar evidencias y herramientas necesarias. También puede suceder que estudios sólo consideren una perspectiva académica que no sean pertinentes y factibles, o que el conocimiento no llegan a quienes lo pueden utilizar.
En este sentido, la lideresa lafkenche aseguró que “si existe esa expertise y colaboración generosa desde las universidades los procesos se pueden destrabar y muchas situaciones que han quedado en espera pueden resolverse con mayor facilidad”. Pero, siempre debe ser considerando las distintas opiniones y miradas que existen en un lugar: “no es posible pensar en un desarrollo sin los actores que tienen que llevarlo a cabo”.
Es así que se generan las confianzas y se teje la red virtuosa en que todos son parte. “La red se teje con acciones concretas, viniendo al territorio, trabajando con la gente, escuchándola y respetándola, y devolviendo la información que se ha levantado para que fortalezcan los procesos”, aseguró Nahuelpán. Así ha sido con el LEA y valoró que “puede ser una referencia e inspirador para que más comunidades puedan abrirse y tengan esta posibilidad de colaboración”.