El Reporte Regional identificó 49 cuerpos de agua y más de 30 no cuenta con ninguna protección legal y se exponen a diversas amenazas como urbanización y contaminación. Además, hay grandes falencias de planes de gestión y conservación en aquellos protegidos.
Hay 49 y sobre el 60% no tienen protección legal, exponiéndose a amenazas y daños por la actividad e intervención humana que puede afectar su estado y funcionamiento vital tanto a nivel ecológico como social, en un escenario global donde se añade la presión del cambio climático.
Son las grandes conclusiones y alertas del Reporte Regional de Humedales del Biobío que sistematiza y visibiliza la evidencia disponible sobre el estado de conservación, protección y gestión de estos cuerpos de agua a nivel local, y así se materializa como una herramienta para aportar a la mejor toma de decisiones y acciones.
Se trata de “un catastro actualizado de 49 humedales identificados en la Región, detallando su distribución comunal, estado legal (protegido o no), y situación actual en cuanto a planes de manejo y uso”, precisa Gabriel Quiroz, representante de la Red de Humedales del Biobío (RHBB) que presentó recientemente el documento como fruto del esfuerzo colaborativo entre distintas organizaciones socioambientales y académicas.
Así da un claro y preocupante diagnóstico sobre la realidad regional que también muestra las falencias y avances que urge hacer para resguardar ecosistemas tan vitales como vulnerables. “En regiones como Biobío los humedales cumplen funciones clave en la regulación hídrica, la biodiversidad y la resiliencia climática”, afirma, mientras se ve “el avance de amenazas”, sostiene.
La evaluación arrojó que más de 30 de los humedales no está protegido bajo ninguna figura legal. Entre los que sí “se detectaron varios humedales con diferentes niveles de protección: Santuarios de la Naturaleza, sitios prioritarios para la conservación y humedales urbanos”, aclara.
Los humedales urbanos están al amparo de la ley 21.202 y hay 14 con esta declaratoria en Biobío, si bien advierte que sólo uno cuenta con plan de manejo y no está en funcionamiento.
Entre los protegidos como humedales urbanos destaca Colcura (Lota), Boca Maule (Coronel), Vasco da Gama-Chimalfe (Hualpén), Paicaví (Concepción), Bayona del Valle (San Pedro de la Paz) y Escuadrón-Laguna Quiñenco (Coronel). Este último es el único que tiene un plan de manejo y se encuentra inactivo. Además, Quiroz expone que “el humedal Bayona del Valle ha tenido polémicas, porque se interpuso un recurso de protección por parte del alcalde actual, y no ha habido noticias al respecto y sigue trabajando con la misma Dirección de Medio Ambiente que acusaba de alterar las actas hace un par de meses”. La situación de este ecosistema ha cobrado relevancia por su contaminación y muerte de especies nativas.
De hecho, “urbanización, rellenos y contaminación” menciona como las mayores amenazas a la conservación de estos cuerpos de agua, y asegura que “casos críticos se observan en comunas como Talcahuano, Coronel, Arauco y Concepción, donde existen múltiples humedales sin resguardo efectivo”.
El Reporte Regional de Humedales del Biobío resultó de una investigación que integró diversidad de métodos y aristas: se nutrió tanto de revisión de fuentes públicas como el Registro Nacional de Humedales, decretos bajo la ley 21.202, catastros municipales y bases de datos técnicas, como de información que levantó el equipo investigador mediante observaciones en terreno y validaciones con actores locales.
“El enfoque territorial y transversal permitió incorporar tanto datos cuantitativos como cualitativos, identificando brechas, superposiciones, y zonas de conflicto o amenaza”, asegura Gabriel Quiroz, representante de la RHBB, red compuesta por distintas organizaciones socioambientales sin fines de lucro y personas individuales con compromiso por la conservación de los humedales en la Región.
A la luz de experiencias y evidencias “el principal desafío es avanzar hacia la implementación de planes de manejo efectivos, la declaratoria de nuevos humedales protegidos y la generación de instrumentos de seguimiento ciudadano que garanticen su conservación activa”, manifiesta.
En ese horizonte, la idea fue desarrollar y proveer un documento pionero para la Región para facilitar el diseño e implementación de políticas públicas y estrategias para el manejo y/o conservación de humedales en las distintas comunas acorde a la evidencia. “Se espera que sea integrado como insumo en instrumentos de planificación territorial y regulaciones ambientales”, proyecta Quiroz.
Y para llegar a la diversidad de actores competentes y/o con interés se seguirá una trayectoria de difusión a través de instancias como presentaciones públicas, talleres comunales, y espacios con autoridades y organizaciones locales.
Como representante de la RHBB Gabriel Quiroz manifiesta que el informe surge como una necesidad ante los vacíos de información centralizada y diversa evidencia no sistematizada, impidiendo tomar decisiones técnicas y políticas con base científica e informada y pertinente territorios y así mucho mejores. En tanto siguen creciendo las amenazas como la expansión urbana y contaminación, en un marco donde advierte también la falta de instrumentos de planificación territorial.
En este sentido “contar con este tipo de reportes es crucial para fortalecer la gobernanza ambiental”, afirma, porque “no sólo visibiliza la realidad local, sino que permite articular iniciativas regionales en sintonía con estándares nacionales e internacionales”.