Ciencia y Sociedad

Centro Centinela Biobío consolida el quehacer local en la vigilancia epidemiológica de aguas residuales

En la Ucsc se inauguró el espacio donde se analizan carga de patógenos y drogas, materializado como un proyecto de alto impacto que financia el FNDR, en que se continúa y robustece un trabajo que partió en la región en tiempos de Covid-19.

Por: Natalia Quiero 28 de Diciembre 2023
Fotografía: aguas residuales estudio fndr centro centinela

Las alcantarillas son los intestinos de la ciudad y las aguas residuales les recorren conteniendo muchas sustancias con información relacionada con los hábitos y estado salud de la población y también de potenciales o concretos riesgos sanitarios y ambientales.

Por eso el estudio de esta matriz se ha comprobado como uno de los mecanismos más precisos para monitorear parámetros y proveer datos relevantes para la salud pública e incidir en una mejor toma de decisiones que contribuya al bienestar social integral.

Fue ello lo que hace algunos años impulsó a probar una iniciativa única tanto para la región como el país y de tan buenos resultados que avanzó hasta ser el Centro de Vigilancia de Aguas Residuales Centinela Biobío, que recientemente inauguró sus dependencias en la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc) para consolidar el trabajo realizado y a la Región del Biobío como pionera y referente nacional en la materia.

Y es que se trata de un proyecto que ejecuta la casa de estudios regional y financia el Gobierno Regional (Gore) del Biobío que otorgó más de $2.500 millones a través del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR), junto a Essbio, en asociación con los laboratorios Biodiversa y Corthon Health.

El monitoreo regional

Matías Hepp, académico de la Facultad de Medicina e investigador del Laboratorio de Investigación en Ciencias Biomédicas (Licb), dirige al Centro Centinela Biobío y lidera el proyecto desde que empezó como piloto a cargo de la Ucsc en 2021.

Entonces el foco estaba en el Sars-CoV-2 que provoca la Covid-19 y fue la Seremi de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI) de la Macrozona Centro Sur que convocó el trabajo que se materializó con recursos del Gore Biobío.

“Actualmente estamos monitoreando patógenos respiratorios y entéricos e incluimos el análisis de sustancias de abuso, tanto lícitas como ilícitas”, precisó sobre el quehacer que abarca muestras de aguas residuales de 30 de las 33 comunas de la Región del Biobío.

Además del Sars-CoV-2, influenza, adenovirus, virus respiratorio sincicial, hepatitis y salmonella son algunos de los organismos que pueden monitorear. Además, es posible identificar metabolitos producto del consumo de drogas como cocaína, anfetaminas, marihuana, opiáceos, benzodiacepinas y sedantes.

“Estamos en conversaciones con la Seremi de Salud para poder informarles inmediatamente cuando observamos ciertos resultados y darles alerta, haciendo entrega mensual de los datos. Y estamos habilitando una plataforma para entregarlo de forma semanal”, destacó ante el objetivo de que la información se use para que impacte.

Nuevo espacio

Centinela Biobío está en el campus San Andrés de la Ucsc, donde tiene un espacio de 110 m2 con varias salas equipadas para desarrollar el quehacer, desde recepción de muestras de aguas residuales hasta un banco y laboratorios para realizar diversos procesos, y autoridades y representantes de las distintas entidades implicadas lo conocieron durante el hito inaugural.

Para el rector de la Ucsc, Cristhian Mellado, “el Centro Centinela es un ejemplo de acción coordinada de triple hélice: gobierno, academia y empresa privada, para generar nuevo conocimiento y potenciar la innovación en la sociedad, dejando de manifiesto el círculo virtuoso de la colaboración público-privada”.

“Se proyecta en la lógica de aportar a la innovación y al desarrollo de ciudades inteligentes del Biobío, que permitan la gestión eficiente y con base científico-tecnológica en temáticas de salud, bienestar, prevención y seguridad ciudadana”, aseveró Sandra Ibáñez, jefa de División de Fomento e Industria del Gore Biobío.

“Este proyecto permite tener una mirada a largo plazo, porque sabemos que lo que no se mide, no se conoce. Por lo tanto es necesario saber cuáles son nuestros reales impactos que afectan la calidad de vida de nuestro entorno y de nuestros habitantes”, enfatizó Paola Nelson, gerente de sustentabilidad y laboratorios de Biodiversa.

En la ceremonia también se presentó la plataforma que se alojará en https://centinelabiobio.cl para publicar en tiempo real y con acceso abierto un “Mapa Centinela” que identifica zonas con presencia de patógenos y entregará información detallada para uso de autoridades.

 

Estudio de las aguas servidas como una potente herramienta para la salud pública

“Una gran herramienta de salud pública”, es como el director del Centro Centinela Biobío, Matías Hepp, definió a la vigilancia de aguas residuales, y por ello es utilizada como estrategia en naciones desarrolladas como las europeas.

El investigador sostuvo que el potencial es que “este monitoreo permite hacer un sistema de alertas de circulación y consumo, lo que impacta desde el punto de vista de salud y de prevención”. La información que se obtiene del análisis de muestras puede alertar, apoyar y guiar varias acciones relevantes en términos sociosanitarios, desde el reconocimiento de la presencia de agentes patógenos, tóxicos o nocivos. Y es que muchos patógenos producen cuadros asintomáticos en fases iniciales, además hay agentes relacionados con el riesgo de desarrollar una afección o problema que podría prevenirse o retrasarse como también sucede con brotes de infecciones.

Así, los resultados de estudiar esta matriz puede transformarse en conocimiento para orientar en la necesidad de estrategias de educación, promoción y prevención en torno a determinados hábitos y condiciones como obesidad, infecciones de transmisión sexual o riesgo de cánceres que se asocian con los estilos de vida, según la prevalencia de uno u otro indicador en la matriz de un área. También puede orientar pesquisas dirigidas a ciertas comunidades de algún patógeno en específico, además de la contención oportuna de brotes epidémicos con levantamiento precoz de cuarentenas.

Además del beneficio a la salud y bienestar personal y social, ello se traduce en optimizar el uso de recursos humanos, técnicos, de tiempo y dinero.

La iniciativa local

Algo que quedó más que demostrado en tiempos de Covid-19. Un estudio que publicaron expertos de Holanda en 2020, al comienzo de la pandemia, evidenció la detección del Sars-CoV-2 en aguas residuales antes del reporte de casos. La razón es que personas infectadas lo excretan en sus deposiciones al tercer día del contagio, periodo de incubación y asintomático.

Al saber dicha evidencia, la seremi de CTCI de la época, Paulina Assmann, incentivó el monitoreo de aguas servidas como herramienta para afrontar la emergencia a nivel local y contribuir al control de la crisis, bajo la convicción de que había capacidades para ello.

Todo partió con un estudio piloto pionero para Latinoamérica que realizó la Universidad de Concepción (UdeC) en la Región de Ñuble ese año, que permitió probar técnicas y construir una línea base de evidencias locales.

Y a inicios de 2021 el Licb Ucsc empezó un monitoreo piloto en San Pedro de la Paz. Hepp relató que la información obtenida se difundía en distintas plataformas como un semáforo elaborado semanalmente para indicar a la población el nivel de alarma de contagios y brotes de Covid-19, facilitando toma de decisiones para el autocuidado, mientras las autoridades podían determinar otras acciones de índole pública.

“Entre julio y agosto del 2021 partimos los análisis del Sars-Cov-2 y sus variantes a nivel regional, abarcando 30 de las 33 comunas que hay en la región”. Con ello también se elaboraron reportes públicos hasta los primeros meses de 2022.

Con el sustento de evidencias locales y las de experiencias internacionales comenzó a gestarse la idea de evolucionar que se materializó como el Centro que dirige Hepp y estudia más parámetros. Y explicó que los análisis se han hecho de forma retrospectiva, además de muestras presentes, permitiendo reconocer la situación epidemiológica regional.

Al respecto, destacó que “notamos que el inusual brote de virus respiratorios que hubo el verano pasado lo pudimos haber anticipado a través de las aguas residuales”. Y agregó que “es lo mismo que estamos viendo con la circulación de virus que son raros para la época, porque los virus estacionales perdieron estacionalidad y creo que es producto del Sars-Cov-2”.

“En los virus entéricos hemos visto que hay una circulación súper elevada de algunos. Particularmente ha estado muy presente el gastrovirus en las comunas regionales”, afirmó.

Y una especial alerta hay en torno a hábitos de consumo de drogas. “Hemos confirmado la presencia de metabolitos de cocaína, principalmente pura y en modalidad de pasta base. Gracias a otros análisis hemos podido ver que hace un año había presencia de metabolitos de la droga que se conoce como ‘tusi’ y hay continuidad”, advirtió. La segunda es de origen sintético de tipo fenietilamina que se ha vuelto popular sobre todo dentro de la población joven y se comercia en forma de polvo similar a la cocaína pero de color rosa.

Por ello, al pensar en la implementación e impacto que se espera del quehacer de Centinela Biobío, enfatizó que “la idea es que las autoridades tomen este monitoreo como una ayuda, porque es un aporte al tremendo que se hace hoy en la epidemiologia clásica”.

Finalmente, se trata de aumentar y mejorar las herramientas disponibles, donde el análisis de aguas residuales da información que complementa para favorecer una mejor toma de decisiones para la salud pública.

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