Ciencia y Sociedad

Dislexia: un trastorno con impactos que van más allá de la escuela

Hoy, 8 de octubre, es el Día Internacional de esta condición que afecta al 10% de la población global. Así, es una de las alteraciones más comunes en la esfera del aprendizaje, tiene origen neurobiológico y suele diagnosticarse en edad escolar. Y así como afecta procesos formativos, también impacta fuertemente en lo social y emocional.

Por: Natalia Quiero 08 de Octubre 2022
Fotografía: DISLEXIA TRASTORNO APRENDIZAJE ESCUELA

Papelucho, de 8 años, protagoniza una serie de literatura infantil chilena tan tradicional que difícilmente haya quien no haya leído uno de los libros escritos en formato diario de vida del niño, porque varios han formado parte del plan lector obligatorio escolar y sus aventuras suelen hacer inolvidable a su lectura. “Papelucho: ¿soy dix-leso?” es uno, y relata que tiene una enfermedad curiosa por la que sus padres decidieron sacarlo temporalmente del colegio, no debe tomar medicamentos y genera que la gente se ría cuando dice cosas serias, por lo que se define “dix-leso”.

Papelucho no está enfermo ni es leso, es disléxico, como lo es 10% de la población global, según la Organización Mundial de la Salud, que vive con una condición sobre la que cada 8 de octubre se concientiza con el Día Internacional de la Dislexia para contribuir a su atención adecuada y reducir las dificultades y consecuencias que le permean. Porque, como vivió nuestro tradicional personaje en la ficción, en realidad sus manifestaciones pueden causar risa o bromas y complejizan avanzar en los procesos formativos-educativos y desarrollo adecuado. Y mucho puede deberse a desconocimiento y abordajes inadecuados.

Para aportar en los objetivos de la efeméride, el equipo de fonoaudiólogas Yuri Vega y Salomé Pulgar, académicas del Departamento de Ciencias de Rehabilitación en Salud de la Universidad del Bío-Bío (UBB), abordan distintos aspectos de la dislexia, desde su expertise y las evidencias más actuales. Vega es magíster en Didáctica de la Lengua Materna y en Trastornos del Lenguaje y Habla, además de doctoranda en Filosofía y Ciencias del Lenguaje, y Pulgar es magíster en Desarrollo Cognitivo mención Evaluación Dinámica de Propensión al Aprendizaje.

El trastorno

Para empezar explican que la dislexia no es una enfermedad, sino un trastorno específico del aprendizaje, uno de los más comunes, y está dentro de los trastornos del desarrollo neurológico, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V) de la Asociación Americana de Psiquiatría. También hay dislexias adquiridas producto de alguna lesión cerebral. Además, hay tipos específicos de dislexia.

Desde allí, las fonoaudiólogas precisan que “la dislexia es una Dificultad Específica del Aprendizaje (DEA) de origen neurobiológico que afecta el desempeño en los procesos de lectura y escritura”. Entonces, en términos generales, definen la condición como patrón de dificultades del aprendizaje caracterizado por problemas en reconocer las palabras, deletrear mal y poca capacidad ortográfica

¿A quiénes afecta?

Como la dislexia es una alteración del neurodesarrollo, las académicas aclaran que se suele diagnosticar en edad escolar, cuando niños y niñas se encuentran frente al desafío de la lectoescritura. Pero, cuentan que estudios revelan casos en que en la etapa preescolar se muestran dificultades en el desarrollo del lenguaje verbal, desorientación espacial relacionada con la noción corporal, la noción temporal y a veces el ritmo, y también en la identificación de colores. Manifestaciones que serían síntomas precoces de dislexia.

Además, aclaran que “en algunos casos no suele manifestarse de manera más compleja hasta que las demandas propias de los cursos más grandes hacen que se observen afectadas las aptitudes académicas”. Ejemplifican situaciones más complejas como evaluaciones en enseñanza básica y media, la obligación de leer libros y posterior prueba o tener que elaborar trabajos que precisan escribir y usar lenguaje más complejo y organizado.

La dislexia adquirida se diagnostica en personas que han tenido un normal desarrollo de lectura y/o escritura (en infancia, juventud o adultez) que sufren un deterioro total o parcial en las habilidades tras un evento que daña al cerebro, como accidentes o patologías.

¿Cómo se manifiesta?

Lo más conocido de la dislexia son cambios en el orden de las letras de las palabras. Pero, no son las únicas características de un trastorno que no se manifiesta igual en todas las personas, aseguran Yuri Vega y Salomé Pulgar.

Eso sí, hay un patrón de características dentro en los ámbitos en que están las dificultades asociadas a la dislexia. Entre estas mencionan complejidades en la ejecución de tareas que implican segmentación fonológica, para leer y escribir de manera fluida y precisa, en el orden de letras y ortografía, en el razonamiento matemático y coordinación psicomotora. También habría un vocabulario descendido y dicen que pueden verse afectadas la memoria a corto plazo y de trabajo, el seguimiento visual y las nociones temporo-espaciales. Añaden como común que las personas con dislexia confundan derecha e izquierda o se les dificulte reconocer días de la semana o meses y manejar la hora.

 

Intervención multidisciplinar es la clave para reducir repercusiones de la dislexia

Por sus manifestaciones, la dislexia tiene varias repercusiones.

Por ser trastorno del aprendizaje y relacionarse con habilidades de lectoescritura, interfiere en los procesos de enseñanza y afecta al rendimiento académico de escolares, igual que en actividades diarias que requieran las habilidades, advierten las fonoaudiólogas Yuri Vega y Salomé Pulgar. Y es que los objetivos curriculares del sistema educativo actual se basan en el aprendizaje mediante lectura, escritura y memorización.

En personas adultas disléxicas, añaden, se pueden evidenciar dificultades en su formación profesional y desempeño laboral, además de la vida diaria.

Además, hay repercusiones en lo social y emocional asociadas al trastorno, que podrían generar las más críticas y crónicas consecuencias. Porque las académicas dicen que las evidencias muestran que es “frecuente que niños, niñas y adolescentes, a causa de esta condición, presenten deserción escolar, trastornos depresivos, estrés y ansiedad, baja autoestima, trastornos de la conducta alimentaria y sean víctimas de bullying”.

Investigaciones han determinado que la ansiedad es el síntoma emocional más frecuente en condición de dislexia, presente en cerca de 70% de los casos. “Se asociaría a sus notables dificultades durante su desarrollo académico, con efectos a largo plazo, sobre todo cuando se diagnostica tarde o de manera imprecisa”, advierten.

También resaltan que infantes y adolescentes con dislexia y DEA “muestran autoestima más baja que sus compañeros sin dificultades, tanto a nivel general como al considerar diferentes aspectos que conforman la autoestima referentes a relaciones interpersonales, competencia, emotividad, experiencia corporal, éxito escolar y vida familiar”. Materia que consideran especialmente relevante, ya que lo esperable es que los problemas de autoestima se hallen relacionados con el aprendizaje y éxito académico dentro de la escuela, pero los efectos de las dificultades se proyectan mucho más allá de ese espacio.

Intervención adecuada

Dificultades y consecuencias que pueden reducirse accediendo a atención adecuada.

Como la dislexia no es enfermedad, sino un trastorno, su abordaje no busca una cura y aspira al control . En este sentido, Salomé Pulgar y Yuri Vega destacan como esencial la intervención multidisciplinaria. “Se requiere una intervención que permita reducir los déficits cognitivos de la persona con dislexia y también se enfoque en proporcionar conciencia y apoyo familiar y social más allá de la infancia sobre el trastorno que atraviesa y permita sobrellevar las dificultades emocionales que pueden ser crecientes a medida que el trastorno afecta el correcto desarrollo”. Enfoque multidisciplinar y social también clave en la dislexia adquirida.

Entre las áreas disciplinares que deben intervenir, además de la fonoaudiología, mencionan los importantes papeles de la psicopedagogía, educación diferencial, neurología y neuropsicología. En el rol familiar, además de la contención, se precisa su participación activa en procesos de mejora de habilidades lectura, escritura y comunicación.

El diagnóstico

Y la intervención adecuada no llega sin diagnóstico e idealmente que sea lo más temprano posible.

Para ello, crucial es que en las familias haya atención al cumplimiento de los hitos del desarrollo esperados y a señales en las distintas áreas en que se presentan dificultades en la dislexia. También relevan el papel que docentes juegan en la sospecha del diagnóstico, por hacerse más evidentes las dificultades en la escuela (ver abajo).

Aclaran que el diagnóstico de dislexia conlleva, primero, determinar que las dificultades no se expliquen mejor por algún otro trastorno cognitivo, psiquiátrico o neurológico ni por alteraciones o discapacidades visuales o auditivas no corregidas, problemas de socialización o diferencias lingüísticas (por ejemplo, que lengua materna sea distinta al español en Chile).

Aun así, se podrían encontrar leves problemas neuropsiquiátricos entre niños y niñas con dislexia o que se presente dislexia en niños y niñas con discapacidad intelectual leve”, aclaran.

Cómo sospechar que es dislexia:

Hay distintos signos a los que las fonoaudiólogas llaman a poner atención en distintas etapas, partiendo por retraso en el habla, inmadurez fonológica y dificultad para aprender nombres de letras o sonidos del alfabeto o para realizar juegos sencillos que requieran conciencia fonológica.

A nivel escolar de básica y media hacen sospechar del diagnóstico la dificultad para separar o unir elementos que componen las frases, errores ortográficos, confusión de letras y omisión, inversión o repetición de letras, palabras o frases.

Imposibilidad de atarse los cordones, confundir conceptos direccionales como abajo y arriba o derecha e izquierda y la falta de dominio manual al ejecutar tareas también son signos a observar.

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