Varían las manifestaciones como sustancias que las provocan, sistema afectado o magnitud. Son las alergias, de las que cada 8 de julio se conmemora un día mundial para concienciar la realidad global de la alergia e importancia de diagnosticarlas para acceder a tratamientos que las mantengan controladas, evitando malestares y riesgos.
Hay cuadros que no revisten peligro para quien lo manifiesta, más que ser molestos, y otros muy complicados y hasta potencialmente letales sin acceso oportuno a atención, según advierte la doctora Tamara Pérez, médica inmunóloga de Clínica Biobío sobre las alergias, que define como “una reacción de intolerancia que se produce en un grupo de personas respecto de sustancias inofensivas para el resto de la población y están presentes en nuestra vida diaria, sea en el aire, son ingeridos o contactados”.
Por eso, la alergia se entiende como respuesta exagerada del sistema inmune frente a un estímulo externo que, precisa la especialista, se llama alérgeno. Dentro de estos hay ácaros, pólenes, sustancias químicas, fibras textiles, células específicas de animales, picaduras de insectos o compuestos de los alimentos, entre otros.
Categorizar entre leves, moderadas y severas, en cuanto a magnitud de los síntomas que presente la persona en contacto con el alérgeno, es una forma que Pérez menciona para clasificar alergias. Pero, no la única. También hay respiratorias, cutáneas-dermatológicas, oculares, alimentarias-digestiva. Esto tiene que ver con el alérgeno, tipo de exposición a este y manifestaciones clínicas, pero la inmunóloga también aclara que hay alergias en que se presentan afecciones multisistémicas como las alimentarias, donde puede haber respuestas dérmicas y digestivas tras consumir un alimento con alérgeno.
También cuenta que “hay alergias de tipo inmediato, que son las más conocidas y complicadas, y se presentan en minutos u horas tras la exposición al alérgeno. Y están las tipo retardado, que pueden iniciar después dos o tres días después de la exposición”.
Además, hay alergias crónicas o persistentes, episódicas e incluso unas que remiten. “Las alergias respiratorias tienden a la cronicidad y en las alimentarias dependen del tipo y edad en que se presente. En niños pequeños, a veces, se superan con los años y en adultos suelen ser persistentes”, resalta.
Desde allí, se detiene en la anafilaxia como la reacción alérgica más grave que puede afectar a personas con alergias. Es un evento agudo que puede ocurrir segundos o minutos tras exponerse a un alérgeno como veneno de la picadura de abeja o frutos secos como el maní y cuya sintomatología incluye erupción cutánea, náuseas, vómitos, inflamación, dificultad para respirar y shock. Sin tratamiento inmediato puede causar pérdida de consciencia o llevar a la muerte, afirma. El asma alérgica es otra que nombra como muy compleja por las implicancias de una crisis asmática.
Por sus posibles complicaciones y riesgos, es relevante que las personas, sobre todo padres y familias de infantes, si bien pueden gatillarse en cualquier momento de la vida, pongan atención a diversas manifestaciones con tal de detectar una alergia e iniciar un abordaje que la mantenga a raya, donde básico es no exponerse al alérgeno.
Al respecto, la doctora Tamara Pérez reconoce que es fácil que ciertas alergias se puedan confundir, preliminarmente, con algunas enfermedades por manifestaciones compartidas y bastante diferencia en las terapias necesarias. Caso clásico es de las rinitis y cuadros alérgicos causados por un factor como los pólenes, que suelen conocerse como estacionales porque la sustancia predomina en el ambiente en épocas determinadas, donde signos como estornudos, rinorrea, congestión nasal, lagrimeo o enrojecimiento de ojos fácilmente pueden creerse un resfrío o gripe. Para distinguir, aclara que “el resfrío es un cuadro viral que no debería durar más allá de una semana (5 a 7 días) y en la alergia es distinto, además que no se acompaña de todos los síntomas generales del resfrío como dolor de cabeza, presencia de fiebre o dolor faríngeo”. Así pasa también con las asmas que pueden tener orígenes no alérgicos diversos, algunas afecciones cutáneas o ciertos cuadros digestivos.
Favorable es que “el origen alérgico de la enfermedad es fácil de demostrar, donde la historia clínica es relevante y se asocia cierta exposición a síntomas”, resalta la inmunóloga. Y exámenes disponibles identifican alérgeno que afecta y demuestran el origen de la alergia.
Estudios a nivel internacional han mostrado que las alergias han aumentado y entre las razones se ha establecido la “teoría de la higiene” que plantea que el exceso de limpieza en ambientes donde crecen los infantes ha gatillado que se reduzca su normal exposición a agentes que “entrenen” al sistema inmunológico, que termina reaccionar a todo factor ambiental que reciba.
Según evidencia internacional, en últimos 10 años se ha triplicado la prevalencia de alergias alimentarias, que afectan al 6-8% de la población infantil. Las respiratorias, que tienen más estadísticas en Chile, afectarían 20-30% de la población.