Se trata de un curso interdisciplinario de ilustración científica marina abierto a adultos de todo Chile y organizado entre el Proyecto Robsonella, Instituto Milenio Secos y el Observatorio la Costa
Hasta el 1 de septiembre estarán abiertas las postulaciones para “Costa Central Ilustrada 2021”, curso de ilustración científica marina que del 20 de septiembre al 29 de octubre y de manera online se impartirá a través de una organización conjunta entre el Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (Secos), el Observatorio de la Costa y el Proyecto Robsonella, con profesores representantes de las tres entidades y que, uniendo el arte con la ciencia, incentivarán la exploración interdisciplinaria del conocimiento sobre la biodiversidad marina de Chile y enseñarán las técnicas fundamentales para la ilustración científica para que los participantes den vida a un proyecto personal.
“Ser un espacio que ayude a los interesados en desarrollarse en la ilustración científica a conectarse con los científicos y la investigación que se realiza en la academia y con las necesidades de visualización que tiene la ciencia, para así producir imágenes que sean un aporte al estudio y valoración de nuestro amenazado patrimonio natural marino”, destaca como objetivos del curso su directora Fernanda Oyarzún, PhD en Biología, escultora e ilustradora científica, creadora del Proyecto Robsonella junto al biólogo marino e ilustrador científico Felipe Portilla e investigadora asociada al Secos, a la Facultad de Ciencias y al Centro de Investigación en Biodiversidad y Ambientes Sustentables de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc), y al Centro i~mar de la Universidad de Los Lagos. Oyarzún y Portilla instruirán la formación junto a la doctora Carolina Martínez, directora del Observatorio de la Costa.
La iniciativa
La próxima será la cuarta versión del curso de ilustración científica marina que se realiza bajo el seno de Robsonella. La primera fue en 2019 en formato presencial en Iquique y las siguientes online centradas en la Patagonia en 2020 y 2021. Es que el gran propósito es “generar una comunidad de aprendizaje de nivel profesional, donde adultos de todas las edades y a lo largo de Chile y Latinoamérica puedan aprender y reflexionar sobre los fundamentos de la ilustración científica contemporánea y de la investigación científica actual, asociada especialmente en una región/territorio/maritorio y a un centro de investigación”, resalta Felipe Portilla, artista colaborador del Secos.
Algo clave para contextualizar los procesos de enseñanza-aprendizaje y creativos para atender diversas necesidades científicas y realidades nacionales, por lo que han buscado vincularse a distintas entidades y áreas en sus cursos. En “Costa Central Ilustrada” el foco será explorar e ilustrar la biodiversidad de los sistemas costeros centrales en el marco de las líneas del Secos con apoyo del Observatorio de la Costa, precisa Fernanda Oyarzún, resaltando que “el desafío es incorporar la aproximación socio-ecológica de manera explícita. Es decir, no sólo la biodiversidad marina, sino que la biodiversidad e investigación en relación a sus procesos, ecosistemas y al ser humano y sus procesos socioculturales”.
Algunos temas que podrían ser explorados son el impacto del cambio climático en los ecosistemas marinos, bosques de algas, desarrollo costero, contaminación, diversidad de fauna e impacto de especies introducidas. En el curso los alumnos también habrá apoyo de investigadores de centros de investigación y universidades asociadas principalmente al Secos, que entre sus filas integra a expertos de la Ucsc y de la Universidad de Concepción, y al Observatorio de la Costa.
La investigadora añade que desde el curso virtual se proyecta realizar actividades satélites dirigidas a públicos generales y a las comunidades costeras que se explorarán.
Los participantes
El curso está diseñado para profesionales y estudiantes del área de las ciencias biológicas y el medio ambiente, artistas, ilustradores y diseñadores interesados en la visualización del conocimiento de la historia natural, biología y ecología de organismos marinos. Sobre ello, Oyarzún enfatiza que no hay prerrequisitos como nivel académico o de conocimiento previo (en ciencia o arte) ni de ocupaciones o lugar de residencia.
Además, como Robsonella han concebido al curso como accesible y se dan becas parciales o totales a postulantes que no puedan pagarlo, pero posean motivación y compromiso de aprender esta actividad profesional. Para ofrecer estos beneficios postulan a fondos de apoyo y buscan auspiciadores o colaboradores entre universidades y centros de investigación, como los presentes este 2021.
Sergio Grez
El Proyecto Robsonella, y así el curso de ilustración científica marina, surgió desde la colaboración que tienen hace años Fernanda Oyarzún y Felipe Portilla al estar unidos por el mismo interés científico y artístico, vislumbrando un un vacío que se comprometieron a llenar.
“Había y sigue habiendo mucho interés en aprender de ilustración científica y naturalista, y hay bastante oferta de cursos. Pero, muchos no generan puente entre los ilustradores y los investigadores que necesitan las ilustraciones de manera efectiva, se enfocan más en las técnicas, tienen una orientación hacia el mundo terrestre y botánico dejando un poco de lado la biodiversidad marina (en todo su esplendor), no incluye la visión de lo que se necesita ilustrar para un proyecto de investigación actual ni el proceso completo del desarrollo de un proyecto de ilustración en colaboración con investigadores e investigadoras”, manifiesta Oyarzún. Así, crearon esta iniciativa con la misión de construir ese puente entre la ilustración científica actual y los requerimientos reales para visualizar y comunicar la investigación de la biodiversidad marina de Chile.
Necesaria conexión
Una misión que va satisfaciendo una real necesidad para la ciencia y la sociedad. Es que se precisa de más personas capaces de establecer esa conexión artística-científica y desenvolverse en la ilustración científica, en este caso enfocada en las ciencias marinas, pues su papel es de impactos que pueden ser desconocidos o subdimensionados por muchos, pero del que ambos artistas científicos tienen pleno conocimiento y certeza de lo que significan como un insumo que, a veces, puede ser irreemplazable.
La ciencia y el conocimiento necesitan comunicarse y el arte en sus distintas manifestaciones es un medio de expresión. Así, el arte y en específico la ilustración científica están “al servicio de la ciencia”, asevera Felipe Portilla. “Las ilustraciones científicas son imágenes análogas, digitales o mixtas que sintetizan, en muchos casos, cientos de observaciones que muestran estructuras, procesos, interacciones o procedimientos científicos”, detalla. Una expresión visual que permite mostrar y explicar un contenido científico de manera clara y precisa, condición que define como básica de una buena ilustración científica, ya sea como esquema de líneas o imagen realista y detallada.
Fernanda Oyarzún explica que una ilustración científica y recursos como infografías pueden visualizar de mejor manera la anatomía y estructuras de una especie o destacar información que se cree relevante de un organismo, lugar o temática y también describir procesos como los embrionarios, ciclo de nutrientes o relaciones entre especies, por ejemplo. Además, mediante esta herramienta “se reconstruyen escenarios del pasado (como paisaje del jurásico) o de lo que nos imaginamos será el futuro”, afirma. También son clave para expresar aquello que el ser humano estudia teóricamente intuye cómo debe ser, pero no ha podido ver ni captar en fotos como sucede con el aún misterioso Universo o la zona hadal, la más profunda del océano e inexplorada. Sin ilustración científica, los científicos no podrían mostrar al mundo cómo luce lo que no pueden ver, pero conocen porque lo estudia.
Por ello, Portilla considera que “las ilustraciones científicas son hipótesis de lo que un científico o científica entiende sobre cierto proceso o fenómeno dada la mejor información disponible, y por esto sirven para integrar información, repensar problemáticas, aprender de lo que se sabe y hacer nuevas preguntas”, mientras que Oyarzún enfatiza que “hay gran responsabilidad al crearlas, porque pueden confundir o sugerir cosas de las que no hay evidencia. Por eso no es sólo técnica, requiere constante estudio de la parte científica y desarrollar una buena comunicación con investigadores e investigadoras”. Por ello, si les preguntan para qué ilustrar si está la fotografía la respuesta es de Perogrullo y así la trascendencia de una iniciativa como Robsonella.
Ruta para acceder al saber
Dada la multiplicidad de objetivos de la ilustración científica para expresar información, también su uso para explicar conceptos de manera visual “incluyendo publicaciones científicas (paper), guías de identificación, publicaciones editoriales, infografías y medios de divulgación o comunicación de la ciencia”, detalla Felipe Portilla.
Aquí otro rol clave de la ilustración científica y de la conexión arte-ciencia: su aporte para divulgar la ciencia y acercar el conocimiento a toda la comunidad. “El lenguaje técnico de disciplinas y subdisciplinas puede ser altamente especializado. La ilustración científica nos ayuda a crear ilustraciones e infografías en las que, aunque una persona no entienda todos los términos, puede visualizar procesos y entender cosas de forma más intuitiva, conectándolos con la realidad y conocimiento que posee y generar curiosidad”, resalta Fernanda Oyarzún. Por ello, cree a la ilustración y al arte científico como una ruta para democratizar el acceso al conocimiento; imposible si los saberes quedan aislados en un laboratorio, en un técnico paper o en la conversación entre científicos.
*Para información y postular al curso se debe escribir a proyecto.robsonella@gmail.com y en socioecologiacostera.cl/co-creacion también hay más detalles.