
Señora directora:
La humanidad se halla en una situación de inestabilidad total, no sabe escucharse para oírse, tampoco acierta a discernir para entrar en diálogo, enfrentándose a múltiples crisis, por falta de respeto hacia sus semejantes. Aguzar el oído, en un mundo cambiante como el actual, es esencial para poder atendernos y entendernos. Precisamente, la sabiduría viene de esa coincidencia con los demás y con uno mismo. Por cierto, es uno de mis mayores gozos. A menudo, suelo mantener largas conversaciones; y, de ahí, surgió el deseo de aprender a reprenderme. Lógicamente, a la verdad se llega interconectado y oyéndonos entre sí. La necesidad urgente de ser más corazón que coraza, es lo que nos hace activar el brío cooperante, avivar el ánimo comprensivo y la confianza mutua.
Víctor Corcoba Herrero