
Señora Directora:
La realidad habitacional en Chile ha experimentado importantes transformaciones, como lo evidencia el último Censo de Población y Vivienda. Este revela desafíos urgentes para las políticas públicas, especialmente, debido al aumento de hogares unipersonales, que pasaron de un 8,3 % en 1992 a un 21,8 % en 2024, la disminución de hogares con hijos menores de 14 años y el incremento de personas mayores.
Según antecedentes entregados por la Fundación Techo-Chile, citados en Emol a partir de datos del INE, ha crecido también el número de hogares unipersonales en campamentos. Esta situación se explica por una combinación de factores estructurales, económicos y sociales. Las personas que viven solas, muchas veces enfrentando empleos precarios, se ven forzadas a priorizar su subsistencia diaria, sin contar con ingresos suficientes para arrendar o comprar una vivienda.
La política habitacional actual privilegia a familias nucleares o monoparentales con hijos, dejando en desventaja a quienes viven solos, quienes reciben menor puntaje en los procesos de postulación. A esto se suman las barreras que enfrentan los migrantes que viven solos, como el alto costo de los arriendos, la informalidad y la discriminación. También preocupa el aumento de personas mayores que viven solas con pensiones mínimas, sin capacidad de pago para una vivienda formal.
Frente a este panorama, surge una pregunta clave: ¿cómo responde la política habitacional a los cambios en la estructura de los hogares? La precariedad habitacional empuja a muchas personas a optar por campamentos, evidenciando la necesidad urgente de adaptar las políticas públicas a las nuevas realidades del país.
Rosa Villarroel Valdés
U. Andrés Bello