Señora Directora:
La crisis financiera del Hospital Carlos Van Buren, que ha llevado al cierre de pabellones y tratamientos, tiene serias consecuencias para el sistema de salud pública, reflejando problemas estructurales, de gestión y financiamiento.
La infraestructura antigua requiere mantención constante y sus equipos médicos están obsoletos. En gestión, se evidencia falta de priorización y uso ineficiente de recursos. Desde el financiamiento, gran parte de los fondos se destinan a sueldos y reemplazos, pese al aumento de listas de espera, licencias médicas del personal e intervenciones sin evidencia científica.
Esta problemática se replica en otros hospitales del país, acumulando deudas, limitaciones presupuestarias, escasez de insumos, falta de personal, largas listas de espera para cirugías y atenciones, así como cierre de pabellones y servicios.
La crisis afecta a los pacientes, con retrasos en tratamientos y cirugías que pueden complicar su estado de salud y aumentar la angustia. Para los trabajadores, la sobrecarga laboral e incertidumbre financiera afectan su bienestar físico y mental, impactando la calidad de la atención.
Esta situación compromete la equidad y sostenibilidad del sistema, en un contexto donde la demanda del sistema público crece y la salud privada enfrenta sus propios problemas.
David Torres