Señora Directora:
Es frustrante ser adolescente, no solo por la complejidad inherente a esta etapa de vida, sino por la complicada situación política y social que aqueja a nuestra generación. Vivimos en un momento crucial de nuestra historia, inmersos en una época en que los problemas sociopolíticos son innegables. El cambio climático amenaza nuestro planeta, las desigualdades económicas persisten y las tensiones internacionales están en aumento, pero pocos de mis pares parecen mostrar interés en contribuir al cambio.
La mayoría sigue atrincherada en su burbuja, sin dimensionar que nosotros mismos tendremos que involucrarnos de algún modo en esto, porque, aunque suene cliché, el futuro efectivamente será nuestro. Pero ¿cómo prepararnos para afrontar el futuro si muchos de mis pares parecen ajenos a esta realidad que vivimos?
Es tal la falta de interés y participación que podríamos llegar a un punto de no retorno, pero ¿qué estamos haciendo mal?, ¿dónde está nuestra voz? ¿dónde está nuestro interés? Cada vez somos menos los interesados en involucrarnos en estas problemáticas.
Es por esto que después de reflexionar desde mi visión de adolescente activo en estas problemáticas, he llegado a identificar a los cuatro principales grupos de jóvenes. Están quienes desean involucrarse y lo hacen, uniéndose a organizaciones sociales que los representan; también están los que quieren involucrarse, pero por miedo no lo hacen. Aquellos que participan, pero cayendo en la desinformación. Y otros que lamentablemente, por miedo, desinterés o cualquier otra circunstancia ni siquiera se informan en lo que está ocurriendo.
El problema radica en que esta baja participación es realmente peligrosa, no nos podemos dar el lujo de permitir que otras personas puedan decidir el futuro de nuestro entorno sin siquiera involucrarnos. Es por esto que llegó el
momento de revertir esta situación, y la educación es una valiosa herramienta para hacerlo.
El reencantarlos con la política es otro tópico, reencontrar el camino hacia la forma cercana de la política, no esa que parece abrumadora, no esa que con su retórica divisiva y su constante enfrentamiento separa y divide a los diferentes sectores. Debemos reencontrarnos con la política que nos acerca a convertirnos en ciudadanos ambientales, la política que nos cuida y nos hace mejores, que nos involucra e informa correctamente sobre nuestra situación actual. ¿Qué estamos haciendo mal? No lo sé, pero considero que es momento de actuar.
Diego Tapia Michea
Estudiante Secundario