Es sabido que han existido cambios a nivel demográfico y cultural que han marcado este siglo; uno de los más evidentes ha sido la postergación de la maternidad, suceso motivado, en su mayoría, por razones positivas como la inserción de la mujer en el mundo académico y laboral y la llegada de la planificación familiar a Chile.
Sin embargo, es necesario analizar y reflexionar sobre algunos factores que se vinculan con este fenómeno, entre los que se encuentran el envejecimiento en el aspecto reproductivo femenino, el cual se caracteriza por la disminución gradual, tanto en calidad como en cantidad, de los ovocitos y una mayor propensión a padecer enfermedades gestacionales. Considerando estos factores, es muy importante la realización de controles preconcepcionales, siendo esto muy beneficioso, ya que con ello se evalúa la situación actual de salud, identificándose así factores de riesgo y patologías de manera temprana, como también se puede detectar la presencia de hábitos personales que influyen negativamente en la fertilidad (Ministerio de Salud, 2015) y, por supuesto, el cuidado de la fertilidad durante toda la vida.
En muchos casos se ha tratado de mostrar la maternidad como una barrera, un obstáculo con una connotación eminentemente negativa atribuible, en muchas ocasiones, a una visión y reducción biologicista, pero la maternidad es inherente a la naturaleza humana, pues permite la apertura a la vida, plenifica la afectividad en la familia con la alegría de un nuevo ser y nos ayuda a perfeccionarnos como personas humanas.
Pía Bustamante Barahona – USS