Señora Directora:

¿Cuántas veces cree usted que un diputado(a) o senador(a), cuando vota alguna instancia en el Congreso, sea por un proyecto, ley, acusación, interpelación, etcétera, se acordará de los ciudadanos a quienes representa, que le otorgaron un mandato para que los representara en el Parlamento, o toma las maletas y se sube al carro político del momento, optando por elegir opciones, con las cuales, a lo mejor, quienes lo eligieron como parlamentario, en absoluto apoyarían o rechazarían?

Entre tantos acuerdos, vueltas de carnero, hoy sí, mañana no, ante la duda me abstengo, en una de esas, con este sí, con este no, etcétera.

Todo indicaría que cuando una persona vota por un candidato, para que lo represente en el Parlamento, literalmente le daría un “cheque en blanco debidamente firmado, para que lo llene por la cifra que quiera, pague lo que quiera y a quién quiera”, sin darle ninguna explicación posterior.

Pero por todo lo que ha visto, escuchado y leído por años y años y además con la paupérrima calificación que les pone la ciudadanía a los políticos, en todas las encuestas.

¿A usted le queda alguna duda, de cuántas veces, los parlamentarios, se acordarán de la señora Juanita?

Parafraseando a Pablo Neruda: “es tan corto el amor (durante la campaña electoral) y tan largo el olvido (4 años como diputado y 8 años de senador)”.

Luis Enrique Soler Milla.