Señora Directora:

Las tensiones en política, la violencia desatada y la falta de tolerancia en la sociedad, sumadas a la baja aprobación del gobierno, a los malos pronósticos en economía, al aumento sostenido de la delincuencia y otros factores, nos llevan a un panorama complejo del que difícilmente saldremos si seguimos utilizando como estrategias la hostilidad y falta de diálogo.

En la obra ética y política de Aristóteles se aborda la amistad cívica como un elemento clave para la realización de la persona y para la vida en sociedad, puesto que ayuda a obtener una mayor estabilidad y un clima de cooperación entre los integrantes de la comunidad política. Por eso la anhelada fraternidad civil propicia una mayor solidaridad y una mejor convivencia entre los ciudadanos, y la concordia evita la lucha en la sociedad.

Nos hemos olvidado de la importancia de vivir y compartir con otros, de cultivar la amistad y el respeto, de ser justos, solidarios y tolerantes. Hemos dejado atrás los valores propios de una comunidad, y ha ganado cada vez más espacio todo aquello que genera beneficio individual. En este contexto, es urgente revivir la amistad cívica, demostrar que todos buscamos el mismo objetivo: la dignidad de la persona y el bien común.

Constanza Escobar-USS