Señora Directora:
Sobrerrepresentación y reducción de costos son las premisas que usa la derecha para insistir en la disminución de la cantidad de parlamentarios en nuestro país. No obstante, esto debemos analizarlo más allá del populismo numérico.
Primero, el oficialismo sugiere los bajos porcentajes del método proporcional como forma poco democrática. Pasando por alto que dicha medida reemplazó al binominalismo y que aplica a todas las coaliciones por igual -discriminando a los candidatos fuera de lista, por cierto-, olvida mencionar que la verdadera desvirtuación habita en la Constitución, la cual, para permitir cambios reales, impone quórum calificados en el hemiciclo y/o sortear el Tribunal Constitucional, suerte de aduana compuesta a dedo para revisar reformas que amenacen el paradigma construido irónicamente por sólo una tendencia ideológica. También, podemos sumar el manejo de la agenda legislativa propia de nuestro sistema presidencialista, contexto que permite postergar proyectos impulsados, incluso, por los más votados miembros del Congreso.
Es claro que la representación inflada yace en la estructura institucional, no en la coyuntura electoral.
Sobre la reducción de costos, no bajar en 50% la dieta como se pretendía inicialmente es una señal llamativa. Si tenemos los mismos “honorables” percibiendo la mitad o un tercio de su sueldo actual, ¿por qué perjudicar la proporcionalidad?
Fernando Fernández Ulloa