Señora Directora:
La historia nos ha enseñado tozudamente que no existen soluciones mágicas y duraderas a nuestros problemas comunes. Que la eficacia de las medidas que tomamos depende de conseguir la colaboración y confianza de la gente en los proyectos que se emprenden. No hay que esperar, por tanto, que ninguna estructura, sea nueva o reformada, tenga eficacia sin ese amplio apoyo y, no olvidemos, sin una llamada a rescatar nuestro lado más elevado.
Sabemos, además, que el acierto en el camino no se nos aparece sin más, que para ello hemos de superar muchos fracasos, en un proceso de aprendizaje continuo de cómo suceden las cosas fuera, pero, a la vez, de conocimiento propio al recorrer.
Por otra parte, sería bueno recordar que aceptar la guía de los más encumbrados en la pirámide social (política, económica, religiosa…), sin someterla al filtro de nuestra propia conciencia (que sólo a través de numerosos errores adquirimos) nos sitúa no por encima, como esperamos, sino por debajo de la situación.
Gerardo Hernández Zorroza