Señora Directora:
Cuando el 11 de marzo se inicie el nuevo período legislativo 2020, me gustaría escuchar en la apertura del Congreso propuestas amables y reales y no simples propósitos, como ha sido hasta el momento.
Me gustaría ver representadas en el vocablo algunas de las expresiones que manifestó el Padre Luis Farinello, en Italia, cuando en la apertura del Senado del año 2011 de esa nación, se le pidió que dirigiera una oración, cosa que él hizo con estas palabras: “Señor, venimos delante de ti este día para pedirte perdón y para pedir tu dirección. Sabemos que tu palabra maldice a aquellos que llaman ‘bien’ a lo que está ‘mal’ y es exactamente lo que hemos hecho. Hemos perdido el equilibrio espiritual y hemos cambiado nuestros valores. Hemos explotado al pobre y hemos llamado eso como ‘distribución de la riqueza’.
Hemos recompensado la pereza y la hemos llamado ‘planes sociales’. Hemos matado a nuestros hijos que aún no han nacido y lo hemos llamado ‘libre elección’.
Hemos dejado que maten y roben y eso lo hemos llamado ‘derechos humanos’.
Hemos sido negligentes al disciplinar a nuestros hijos, y lo hemos llamado ‘desarrollo de la autoestima’.
Hemos sido corruptos y abusado del poder, y hemos llamado a eso ‘política’.
Hemos codiciado los bienes de nuestro vecino y a eso hemos llamado ‘tener ambición’. Hemos contaminado las ondas de radio y televisión con mucha grosería y pornografía y lo hemos llamado ‘libertad de expresión’.
Hemos ridiculizado los valores establecidos desde hace mucho tiempo por nuestros ancestros, y esto lo hemos llamado ‘obsoleto y pasado’”.
Aunque la denuncia del Padre Farinello no concluye ahí, basta para dejar una muestra del mismísimo Chile de hoy.
Si bien el religioso católico asistió ese día a la apertura senatorial con su sotana de siempre, nadie dejó de admirar sus imponentes pantalones.
Alfredo Barra.