Señor Director:
Ante los datos por las personas no autorizadas para ingresar a Chile en 2018, corresponde hablar en perspectiva: fueron 13.742 rechazos, equivalentes al 3,1% de todas las visas entregadas en 2018 (DEM), y sólo el 1,09% de los 1.251.225 inmigrantes estimados al 31 de diciembre de 2018 (INE y DEM).
El criterio que primó fue la no consistencia entre la intención de ingresar como turistas declarada y su intención real de permanecer en el país.
Luego de la necesaria regularización extraordinaria y los cambios en el sistema de visas, se ha ordenado el flujo migratorio. Una reforma en curso, de ser aprobada permitiría que el extranjero ingrese desde el día 1 con RUT, puerta de acceso a contratos de trabajo, arriendo de viviendas y servicios, facilitando su inserción y evitando vulneraciones en sus derechos (como trabajos precarios o subarriendos altamente cuestionables y abusivos).
Sin embargo, Héctor Pujols, de la Coordinadora Nacional de Inmigrantes, plantea que el Ejecutivo debiera facilitar la llegada de los extranjeros ante las cifras de rechazo. Su declaración es simplista, pues no considera las vulneraciones antes expuestas. Mientras unos se preocupan de que todos puedan entrar, el Gobierno va más allá y se preocupa de que quien entre, lo haga por la puerta ancha y en igualdad de condiciones, para no tener ciudadanos de segunda categoría.
Susana S. Valdés