Señor Director,
Cuando se habla de impuesto se aprecian dos corrientes, una que quiere altos niveles de tributación, porque así se llenan las arcas fiscales y se puede gastar más y la otra corriente ve los impuestos como un instrumento de desarrollo y propone usarlo en ese sentido.
Los primeros – que desean más impuestos- generalmente son personas que no han vivido la experiencia de producir dinero para saber cómo se genera cada peso, solo ven la bolsa de plata y quieren llenarla ; les ocurre como aquel que quiere iniciarse en un negocio y piensa que debe cobrar un precio alto por su producto para así ganar harto dinero, pero acontece que a este precio pocos o nadie le comprará su producto y entonces ganará poco o nada. En cambio, si baja su precio venderá mucho más y recibirá más dinero.
La segunda corriente , generalmente sabe lo que cuesta y cómo se genera cada peso de la Economía y proponen que se baje el impuesto y con ello más proyectos se hacen rentables y con esto cada nuevo proyecto aporta lo suyo a la recaudación de impuesto haciéndola mayor que con un impuesto alto.
No debemos concebir el impuesto como un castigo en que el Estado le quita el dinero a los ricos para dárselo a los pobres ; el Estado es un socio que participa del resultado o utilidad de los negocios de la economía, a través de la tasa de impuestos, y como tal le cabe la responsabilidad de incentivar la actividad económica a través de la tasa de impuestos sabiendo que con más y mejores negocios mejorará su recaudación y, por sobre todo, mejorará el bienestar de toda la economía.
Alfonso Gundelach