Señor Director:
En verano, cambia la rutina familiar, especialmente la de nuestros hijos, los que disponen de mayor tiempo libre pasando más horas en casa. La modificación de la rutina habitual puede significar una gran amenaza para su salud nutricional. Su estado de ánimo puede verse afectado produciendo más ansiedad por comer, el uso excesivo de pantallas (computadores, tablet, celulares o televisión), se relaciona con más obesidad y estar más tiempo en casa amplía las posibilidades de tomar alimentos libremente en horarios no habituales.
Actualmente, el 50% de los escolares de primero básico presenta sobrepeso u obesidad (Junaeb, 2017). Se destaca en nuestros niños un bajo consumo de frutas, verduras, lácteos y legumbres, alimentos que favorecen el crecimiento y desarrollo con reconocidas propiedades en la prevención de enfermedades crónicas como obesidad, diabetes, hipertensión y dislipidemia.
Intentemos mantener una rutina en la alimentación familiar aún en vacaciones: procuremos alimentar a nuestros niños cada 3 a 4 horas, prefiramos agua como fuente de hidratación, aprovechemos la gran variedad de frutas y verduras para consumir como ensaladas, tortillas, budines o postres, limitemos los alimentos ultra procesados, evitemos premiar con golosinas, cocinemos en familia y compartamos la mesa. De esta manera estaremos cuidando la salud de todos, especialmente la de los más pequeños de la casa.
Daniela Vergara Sandoval
Académica Nutrición y Dietética
Universidad San Sebastián