Señor Director:
Cada día somos testigos de los colapsos que se producen en los puentes Llacolén y Juan Pablo II, productos de accidentes que prácticamente se producen todos los días, y que generan el estancamiento vial en ambas direcciones, tanto para San Pedro de la Paz, como para Concepción.
Además, a raíz de lo anterior surge la duda de cuanto más puede aguantar un viaducto con más de 40 años de uso, y al que solo se la han realizado soluciones “parches” a lo largo de su historia. Es más, estas “soluciones” se intensificaron posterior al terremoto del 2010, donde debió ser abierto por presión social, pero el que claramente quedo más deteriorado de lo que ya estaba.
Por lo tanto, la pregunta que cabe generarse es ¿cuál es la fiscalización que existe por parte de las autoridades por la vida útil de este aún llamado “puente nuevo”?, ya que, posterior al 27 de febrero del año 2010, solo le otorgaron 10 años de vida, y solo van quedando dos.
Por lo tanto, y a raíz de lo anterior, la necesidad de que un nuevo viaducto cruce el río Bío Bío es de vital importancia, y en ese sentido la construcción del Puente Industrial toma real importancia y relevancia, para que su puesta en servicio sea rápida y a su vez al unísono con el cierre del Juan Pablo II.
Ricardo Monsalve Arredondo