Señor Director:
Han pasado cuarenta cinco años, pero el 11 de septiembre sigue siendo una fecha que divide a los chilenos. Hoy siguen coexistiendo dos grandes corrientes de opinión frente a esta fecha, en todo caso no me refiero a los que están en contra o a favor, sino que a los que vivieron sus causas y efectos in situ, independiente de sus ideas y a los que a la fecha eran niños o no existían y que les han contado los hechos o se han enterado por la lectura.
El primero por derecho propio tiene su versión de los hechos, estaba en primera fila, lo vivió en directo. Nadie les podrá agregar o cambiar las fotos instantáneas que tienen de la fecha con las pulsaciones a mil. En contraste, el segundo grupo, al interiorizarse de lo ocurrido por terceros, va a depender del tinte de los relatos, de quién se los cuenta, de la versión que definitivamente madurara en su imaginación, salvo que por curiosidad, por rigor histórico se haya preocupado de conocer todas las aristas del conflicto. Esto último es muy necesario para así contar con todos los antecedentes y formarse una opinión bien informada.
Lo importante es aprender de causas y efectos para que nunca más se repitan estos hechos en Chile. Cuando se escribe en una pizarra y a la vez se trata de leer lo escrito, es muy difícil hacerlo, pero a medida que nos vayamos alejando, se podrá leer y entender con más claridad. Esa es la historia.
Luis Enrique Soler Milla