Carta al director

Admisión Escolar

Por: Diario Concepción 03 de Agosto 2018

Cada cierto tiempo tenemos que presenciar la difusión de tergiversaciones acerca del Sistema de Admisión Escolar (SAE) contenido en la denominada Ley de Inclusión Escolar. Las caricaturas se inician desde asociar el SAE a la suerte de una tómbola hasta que ahora se usarán a las regiones como centros de pruebas descontroladas; todo acompañado de un cierto número de descalificaciones político-ideológicas.

Por ello, es necesario nuevamente poner en perspectiva que el SAE, en primer lugar, deja atrás la selección muchas veces discriminatoria que ejecutaban los colegios y sus sostenedores, ya sea por imposibilidad de pago o religiosos de las familias, coartando en los hechos las opciones efectivas de elegir. Tampoco esto se basa en el azar, sino que en un complejo sistema informático que es el mismo usado en otros lugares de mayor desarrollo como Boston o Filadelfia. También hay que señalar que hasta ahora el sistema muestra que el 60% de las familias ha quedado en su primera opción y casi el 90% en alguna de sus primeras preferencias, independiente de la situación económica. Es decir, el SAE ha permitido a las familias postular según sus intereses y preferencias y no al revés. Además, el sistema da prioridad a las familias que ya tienen hijos en un colegio específico, asegurando así la continuidad en conjunto del núcleo familiar, y no al revés.

Por otro lado, la implementación del SAE por Ley ha sido gradual y escalonada, de modo de asegurar un adecuado despliegue en base al tamaño de la matrícula y así identificar y ajustar las dificultades desde una situación de menor escala a una de mayor escala. Por ello, entre los años 2016 y 2017 el sistema ya funciona en 5 regiones del país y desde el 2018 en Bío Bío y Valparaíso; postergando el nuevo Gobierno para el 2019 el ingreso de la Región Metropolitana, asegurando con ello una mayor gradualidad, pasando del 20% de los postulantes al 60% el 2018 y al 80% el 2019. Es decir, estamos frente a un sistema que ya funciona en regiones hace más de 2 años y que la última modificación legal del actual Gobierno ha validado para que llegue a todo el país a partir del año 2019.

La educación chilena ha sido motivo internacional de estudio como el paradigma de la segregación y la discriminación, base de los bajos resultados en calidad. Ya fuimos testigos de consignas ideológicas que se demostraron falsas, como que cerrarían cientos de colegios y que miles y miles de niños quedarían sin opciones de escolaridad.

Bienvenido el debate y la discrepancia, pero ya es tiempo de hacerlo con seriedad y responsabilidad.

Rodrigo Martínez Fernández

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