Carta al director

El baile de los que suman

Por: Diario Concepción 22 de Junio 2018
Fotografía: Archivo

Durante 2017, Hogar de Cristo propuso a los candidatos presidenciales una serie de políticas públicas. Una de ellas era la reinserción educativa, que por años ha sido un tema invisible, pese a que existen decenas de miles de niños y jóvenes fuera del sistema escolar, pateando piedras en las esquinas y siendo presa fácil del narco, con toda su pesadilla asociada. Son más de 77 mil a la fecha, para ser más precisos.

Ahora nos llena de esperanzas la medida concreta contenida en este párrafo a la que se compromete el Gobierno en el Acuerdo Nacional por la Infancia: “Mejorar y/o potenciar programas de retención escolar y realizar los cambios legislativos necesarios para crear una modalidad educativa que reconozca las particularidades de los niños, niñas y adolescentes que han abandonado el sistema y se quieren reincorporar. Para esto último se ingresará un proyecto de ley durante el segundo semestre del 2018”.

Mucho más que endureciendo las penas a los adolescentes que delinquen, lo que se requiere son escuelas de segunda oportunidad y aulas de reingreso, como también se llama a estos programas, que son una estrategia probada y con positivos resultados en países de mayor, menor y equivalente desarrollo al nuestro.

El segmento  de población objetivo de Súmate, fundación del Hogar de Cristo, son 50 mil de esos 77.152 niños y adolescentes que están fuera del sistema escolar, ya que ellos presentan doble pobreza: monetaria y multidimensional. La Región Metropolitana es la que concentra el mayor número de estos casos, seguida por las regiones de Valparaíso, Biobío y O’Higgins, en ese orden. En Biobío, en Lota, específicamente, Súmate tiene una de las 5 escuelas de reingreso que posee en todo el país; las otras 4 están en Santiago. En Chile, en total, existen poco más de una decena de estos establecimientos, los que, pese a todos los esfuerzos de quienes trabajamos unidos en la Red de Trayectorias Educativas, damos cobertura a apenas un 3% de esta población.

Es fácil comprender entonces cuán felices y esperanzados estamos con el anuncio hecho por el Gobierno. Si hasta ahora hemos rasguñado subsidios para intentar devolverles el derecho a la educación a estos niños y jóvenes en extrema vulnerabilidad, ahora podemos soñar con un presupuesto que permita crear más escuelas como las nuestras y aulas de segunda oportunidad en establecimientos comunes, para que estos jóvenes que han sido excluidos, discriminados, frustrados, tengan la oportunidad de acceder a la educación y desarrollar así todo su potencial humano.

Podemos imaginar que nuestro modelo de trayectorias educativas que se funda en 3 pilares -personalización del proceso educativo; comprensión de la escuela como un espacio de desarrollo integral, más allá de lo meramente académico; contenidos curriculares flexibles e innovadores, orientados a la nivelación y a la construcción en conjunto del aprendizaje-, haga multiplicarse las escuelas de reinserción, los programas de prevención de la exclusión escolar y los de inserción a la educación técnica superior.

Así, “El baile de los que sobran” será sólo una muy buena canción de Los Prisioneros, pero no el reflejo de una realidad lamentable.

Liliana Cortés, directora de Súmate
Fundación del Hogar de Cristo

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