Señor Director:
En relación al artículo “La irrupción evangélica en política” de ayer domingo 28 Enero, llama la atención el trato particular del tema sin vinculación de este dato a un fenómeno más global que viene surgiendo por décadas en Chile, y más en A. Latina y mucho más en el mundo, y que poco tiene que ver con generalizar con un par parlamentarios electos. Es cierto que hay un sector de evangélicos conservadores lo que se explica no tanto por la acción de las iglesias, como por una fuerte arremetida financiada por la derecha, como el propio artículo lo desliza: “así lo manifestó una fuente de Chile Vamos”.
En Enero 2000 se firmó una declaración pública de 120 pastores y obispos evangélicos (La Tercera) a favor de Lagos y por dos semanas esta acción fue portada de los medios, lo que muestra que no siempre existe tal constante conservadora. El voto evangélico va y viene. Lo que ocurre ahora es que la derecha se ha enfocado buscando el “apoyo” evangélico, como las 70 mil visitas a hogares evangélicos para la pasada elección. En cambio, la centroizquierda parece no leer correctamente este giro social. No olvidemos que Fujimori, Collor de Mello, Ríos Montt, entre otros, también fueron elegidos por el voto evangélico en sus países. Recomiendo leer en el blog del respetado teólogo Juan Stam el post “Para qué sirven los partidos protestantes”. Se colige, pues: que existan diputados evangélicos garantiza bien poco, porque el santo Evangelio enseña “por sus frutos los conoceréis”.
Pastor Josué Fonseca,
Máster en Teología