Señor Director:

Hace unos años, en medio de la carretera en la provincia de Arauco entrevisté a Rodrigo González, bajista y uno de los principales compositores de la banda alemana Die Artze.

González que es un tipo muy piola, andaba en nuestro país grabando un documental sobre su historia con Chile (con su familia partió al exilio, después del golpe) y su reencuentro con la música nacional. No se hizo ningún problema… Sabía que era complicado que, como equipo de prensa, entráramos a una comunidad mapuche y conversamos, como dice Fito, “a un costado del camino”.

En la comuna de Cañete, para ser más preciso. Sencillo el hombre. Yo estaba frente a uno de los músicos más famosos del rock en Alemania, donde su banda llena estadios y son, algo así, como los Green Day germanos, y él como si nada, fumando un cigarro y caminando de un lado a otro.

Anoche, me encontré con otro rockstar en Concepción (bendita ciudad), Alain Johannes quien, guardando las proporciones y los matices, tiene una historia muy similar a la de González y otra vez lo mismo. Un tipo que el ego se lo pasa por cierta parte, se ríe, cuenta historias, se seca fotos, graba saludos, te escucha y te abraza como si te conociera de años. Y todo lo anterior, puta que es agradable. Como los grandes no más, en realidad, como pocos.

¿Y qué decir de su música? Uff, conozco poco su carrera solista, y tampoco soy tan fan de Eleven, pero quería ver el show para cerrar un ciclo y vaya, jajajaja, se abrió una nueva puerta, la de conocer un poco más de él. Creo que quienes estuvieron ayer en Casa de la Música jamás se arrepentirán de haber estado ahí.

Podría escribir miles de cosas más, respecto de algunos interesantes apuntes que nos entregó a un grupo de personas que compartimos con él tras el concierto, gentileza de la Corporación Cultural de la San Pedro de la Paz, pero me faltaría espacio. Sólo contaré que confidenció lo bien que se sintió en Concepción, como en ningún otro lugar de Chile, y prometió volver. ¡Eso!

 

Elangel Rogeliano