Señor Director:
En los últimos días se ha dado una potente señal a los grupos paramilitares que actúan en la zona Sur, una con la sentencia absolutoria de los que asesinaron a los Lucksinger y la otra del operativo Huracán, todos libres. La señal que da la justicia es que para estos guerrilleros no hay ley. Pueden ahora quemar, robar, violar y matar, sabiendo que la justicia los absolverá.
Dos cosas; o el estándar probatorio para la fiscalía es de otra galaxia, o realmente los organismos son muy malos para recabar pruebas. El otro lado de la medalla son los militares indagados por DD.HH, en el cual solo basta que alguien diga que los vio en el lugar del suceso, no importando quien lo afirme, para que de inmediato se dicte su apresamiento, y sentencia de cárcel, no importando si tiene demencia senil, esté en pijamas o enfermo terminal. ¿A que hemos llegado? ¿Es esto justicia?
Definitivamente hay un grave problema con los jueces, y la justicia está torcida, y no actúa igual para todos. Por otra parte encontramos un gobierno débil y ambiguo, que no toma parte ni acciones, con un ministro del interior que da risa.
Iván Ferrada Ringele