Señor Director:
Durante las últimas semanas o días nos hemos impactado por la muerte de niños y adultos producto de las llamadas balas locas o simplemente por ataques directos a determinadas casas y con consecuencias fatales, ojalá ello no pase a ser parte de la vida normal, pero también es extraño que a veces la familia de las víctimas se niegue a entregar información a Detectives que indagan el o los casos, será por temor o simplemente para aplicar la conocida ley del talión y con ello recuperar la “dignidad perdida”.
Cuando en un mismo sector ocurren tres o más casos análogos, muerte por impacto balístico, por cierto se produce una sensación de inseguridad, pero esa inseguridad se ve agravada por la negativa a entregar información a Detectives dificultando con ello su labor y que no es otra que aclarar los ilícitos y procurar con ello una mejor seguridad y de la mano de ello un mejor clima vecinal.
Los Detectives, son profesionales de la investigación, trabajan a partir del sitio de suceso, se apoyan en las ciencias criminalísticas, pero como no son adivinos requieren día a día del apoyo ciudadano, es decir, Detectives-Comunidad trabajando juntos, si pueden lograr una mejor seguridad.
Alberto Contreras Silva