Carta al director

La Derecha y su tiempo

Por: Diario Concepción 26 de Septiembre 2017

Señor Director:

La Derecha chilena sólo  gobernó una vez en el siglo XX. Hoy está a las puertas de hacerlo por segunda vez en menos de 20 años. Sin embargo, para que su proyecto tenga consistencia duradera, debe ostentar un respaldo mayoritario efectivo. Al parecer lo tiene su candidato; pero una de las razones  es el poco apoyo que concitan la Nueva Mayoría y el gobierno.

Si la Derecha quiere dejar de ser una alternativa sólo de reacción y perdurar en el tiempo, tiene que ofrecer un programa de acuerdo  a la realidad actual del país y proporcional a eso, es imperativo que renueve su espíritu de punta a punta. ¿Es importante una Derecha sólida, moderna e innovadora para el país? Por cierto, como lo fue la Izquierda Concertacionista. Pero, para ello, ésta tuvo que abandonar su pasado revolucionario y de violencia e interpretar con eficacia el signo de los tiempos. El resultado fue que en términos objetivos, junto a la Democracia Cristiana -y el concurso de la Derecha- le dieron al país 25 años de desarrollo inéditos en su historia.

¿Qué tiene en su alma la Derecha; qué ha perdido; qué elementos nunca ha poseído; qué debe abandonar para construir una auténtica alternativa de poder y de conducción del Estado? Nadie discute que su fortaleza es la capacidad de manejo de la economía en pos del crecimiento y eso supone gestión efectiva. La experiencia indica que eso no es suficiente para que se logre desarrollo con justicia. La Derecha tiene que incorporar a su alma el sentir auténtico por el otro y no mirar con condescendencia o desdén al prójimo. Y eso no se obtiene pasando dos días en la casa de la señora Juanita en el norte o en el sur del país o dando unas palmadas de conmiseración a las personas en las campañas políticas. Eso pasa por una convicción de la inteligencia que te atraviesa el espíritu y se traduce en la vida cotidiana. Y cuando se está en la vida pública eso inevitablemente se nota.

La Derecha tiene que construir una doctrina de ideas y abandonar la trampa de los principios que a veces raya el fundamentalismo. Y allí tiene que incorporar con fuerza la dimensión social que incluye los derechos de los trabajadores y la fuerza laboral; retomar esa práctica que alguna vez tuvo y la llevó a liderar las fuerzas políticas, la formación de jóvenes de todos los niveles sociales. Los valores cívicos pasan primero por la inteligencia; la Derecha debe entender que las Humanidades y el Arte en todas sus dimensiones son esenciales para el desarrollo humano al igual que el deporte.

Y, por último, la Derecha no puede abandonar lo que ella misma ayudó a construir, esa entelequia verdadera que llamamos clase media. Este sector ciudadano, que es la inmensa mayoría del país, vive una dramática paradoja; aparentemente no vive en la pobreza, pero está lleno de deudas, inseguridades y  angustia por su familia, que impiden su real desarrollo. El peso de un sueño puede ser más poderoso incluso que el de la Historia. Alguna vez lo entendió la Izquierda Democrática  y la Democracia Cristiana y el beneficio ha sido para todos los ciudadanos. Hoy es el desafío de la Derecha chilena y ese bien posible no sólo será para ella, sino para todo el país.

 

Salvador Lanas Hidalgo

Director Académico Escuela de Liderazgo, USS

 

 

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