Carta al director

Reflexiones sobre la vejez

Por: Diario Concepción 17 de Agosto 2017

Días atrás participé en una cena de despedida a una compañera que se pensionaba luego de un largo período de trabajo. Fui con la idea de pasar un grato momento junto a varios compañeros y pensando que en algún tiempo la misma escena tendré que repetirla pero…. siendo yo el homenajeado.

Nuestra amiga, como una forma de manifestar su agradecimiento, nos dirigió algunas palabras y entre ellas hubo algunas que me hicieron reflexionar. Dijo: “ahora estoy solo preocupada de ver cómo voy a llenar mi vida; me di cuenta de que en casa todos tienen sus cosas que hacer y no les puedo quebrar sus rutinas”. En sus palabras sentí que quería mostrarnos que, de alguna manera, aún es una mujer vital, llena de vida, con esperanzas, anhelos, deseos de hacer cosas, pero con temores, miedo a sucumbir en el “nada que hacer”, angustia de dormirse para despertar mañana sintiéndose sola, vacía, sin un propósito. Me pregunté, ¿cuántos de nosotros pasaremos por lo mismo?

Valoré entonces lo que hoy hago y tengo; alabé mis pasatiempos, agradecí la familia que tengo y que, estoy cierto, me acompañará en mi futuro nuevo recorrido por la vida.

Chile está envejeciendo. La Encuesta Casen 2013 seAñala que 2.885.157 personas en nuestro país son adultos mayores y paulatinamente vamos en aumento. Somos testigos de que no es mucho lo que se puede ofrecer hoy al adulto mayor sano. Programas recreativos los hay por doquier, pero las personas no solo quieren recrearse sino que también necesitan sentirse útiles y vitales. Es efectivo que los cuidados nutricionales en boga, la farmacología y los diversos programas de cuidados al adulto mayor han ido contribuyendo a “mantener cierta calidad de vida”, pero también es importante la salud que no se ve, que solo se percibe, me refiero a la salud del alma, aquella que te hace sentir acompañado no porque estás enfermo sino porque se te quiere, se te valora, se te necesita.

Más allá de las pensiones, las personas como tal requieren del reconocimiento de las capacidades que aún conservan y que, en alguna parte de la vida, tienen cabida.

Juan Ignacio Acevedo Vidal
Terapeuta Ocupacional y Académico de Terapia Ocupacional
Universidad San Sebastián

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