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Carta al director

Obispo Francisco Dionisio Cimbrón

Por: Diario Concepción 09 de Julio 2017

El Obispo Cimbrón nació en Calahorra, España, estudió en Alcalá donde se graduó en teología y en ambos derechos.  Desempeñó cargos muy importantes en su orden Cisterciense, llegan a ser Abad general de ella.  Sucedió en Concepción al Obispo Zambrana.

El Papa Inocencio X lo preconizó Obispo en 1653, siendo consagrado en Lima en 1654.  Llegó a Chile en el año de 1655.  Sin embargo, no pudo dirigirse a Concepción, ya que el Valle de Penco estaba en poder de los indios sublevados, acción que realizó al año siguiente.  Llegó al país acompañando al nuevo gobernador Porter Cassanate, del cual recibió gran ayuda material para poder vivir.  Como la diócesis era pobrísima y la ciudad cede estaba reducida a una estacada alrededor de la plaza, era muy poco lo que se podía hacer, además, jamás le pagaron la renta en seis años y a esto hay que agregar las calamidades naturales de la zona, como los terremotos y maremotos que de tarde en tarde sucedían.

El terremoto de 1657 azoló totalmente la ciudad, destruyendo las iglesias de todas las congregaciones religiosas, incluida la cede obispal, sus plegarias por ayuda desde el Perú no recibieron respuesta, ante tal situación, el obispo solicita incluso la extinción de su obispado, situación que llegó a conocimiento de la Real Audiencia de Santiago, quienes elevaron al Rey sendas cartas y peticiones al respecto, todas, sin respuesta positiva de la península.

El obispo Dionisio Cimbrón dio un excelente gobierno a su diócesis probando ser un gobernante en la dirección de los files y del clero como el mismo Rey lo manifestó muchas veces en sus cartas.  Igualmente tenía grandes cualidades para dirigir la parte civil, dando claras indicaciones al Rey y a las autoridades a cerca del modo como mantener y manejar debidamente a los indios como un verdadero padre para ellos.

En sus cartas pedía al Rey que en adelante los obispos fueran consagrados en España, pues aquí en américa era muy difícil hacerlo, tanto por la distancia, como por no encontrar obispos para ello.  Lo mismo decía de las Bulas oficiales del Papa, que ojalá hubiera otro método más rápido, para evitar las demoras en su ejecución.

Solicitaba también al Rey que para evitar las irregularidades en la corrección del comportamiento de las órdenes religiosas, que los conventos tuvieran al menos doce religiosos para evitar los males de la vida de claustro.  Decía también el obispo que los religiosos respetaban poco el patronato real, pues ejercían el ministerio de curas, “sin tener autorización y diciendo que tenían privilegios para ello”. Al producirse en Chile la vacante de gobernador, se nombró al obispo Cimbrón, gobernador interino en el año de 1662 y también Capitán General del Ejército, oficios que no alcanzó a ejercer pues antes le sobrevino la muerte.

Hoy una calle del sector Chillancito, honra con el nombre de Obispo Dionisio de Cimbrón a este ilustre cisterciense que rigió con gran esmero la diócesis penquista.

 

Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía
Investigador del Archivo Histórico de Concepción

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