Señor Director:
Con un criterio jurídicamente correcto el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Chillán castigó por parricidio a un hombre que mató a su pareja del mismo sexo. Es el primer fallo en Chile que condena por este delito a un conviviente homosexual. Pero, para efectos penales ¿qué es ser conviviente? Pues bien, la Ley no lo define.
Según la jurisprudencia, la relación de convivencia es un elemento normativo que debe acreditarse mediante la prueba de los siguientes requisitos: su carácter permanente, cierta estabilidad en el tiempo, publicidad y notoriedad, y la existencia de un proyecto de vida en común que pueda asimilarla a una familia, siendo este último requisito, el más importante. Es decir, hay que probar que existen relaciones de confianza y dependencia mutua, propias de una relación estable y eso puede existir tanto en una convivencia heterosexual como homosexual. Motivo por el cual, sostengo que para aplicar la norma tampoco se requiere que existan relaciones sexuales ni que la pareja viva bajo el mismo techo.
De exigirse, por ejemplo, no podría ser conviviente un hombre impotente o un indigente. En democracia defender lo contrario es impresentable. Mis argumentos para sostener la convivencia homosexual como elemento normativo del tipo de parricidio son los siguientes: fue la Ley de violencia intrafamiliar la que agregó como elemento la “convivencia” en el parricidio, y en dicha Ley se protegen también las relaciones de convivencia homosexual. Además, a partir del año 2015 se reguló el acuerdo de unión de civil. Ley donde también se protegen las relaciones de convivencia homosexual.
Es decir, mi interpretación es sistemática (tiene que haber correspondencia y armonía entre la Ley de Violencia Intrafamiliar y el Código Penal) y además teleológica, ya que ¿cuál es el fin del legislador?, sin duda proteger relaciones de convivencia tanto homosexual como heterosexual.
Gustavo Balmaceda H.
Diretor Departamento de Derecho Penal U. Andrés Bello