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Así operaba Think & Co, la estafa piramidal que involucró a Rafael Garay

Su largo historial asociado a la economía con apariciones en televisión como experto en la materia, además de sus contactos con algunos famosos fueron los argumentos con los que el economista conquistó a los inversionistas que hoy lo acusan haber perdido más de mil 780 millones de pesos. Entre estos hay desde compañeros de colegio, altos ejecutivos de una caja de compensación y simples personas que confiaron sus ahorros en una empresa que simplemente era una fachada para embaucar gente.

Por: Diario Concepción 27 de Noviembre 2016
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Su largo historial asociado a la economía con apariciones en televisión como experto en la materia, además de sus contactos con algunos famosos fueron los argumentos con los que el economista conquistó a los inversionistas que hoy lo acusan haber perdido más de mil 780 millones de pesos. Entre estos hay desde compañeros de colegio, altos ejecutivos de una caja de compensación y simples personas que confiaron sus ahorros en una empresa que simplemente era una fachada para embaucar gente.

 

Marcelo Castro Bustamante
Contacto@diarioconcepcion.cl

La denuncia por presunta desgracia presentada el pasado 21 de septiembre por el abogado Ángel Valencia fue la llave para abrir una caja de pandora que nadie se esperaba. Desde esa fecha han transcurrido dos meses en donde la opinión pública conoció la forma de actuar de un reputado economista que en el año 2013 pretendió representar a los habitantes de la Región del Bío Bío en el Congreso. 

Se trata de Rafael Eduardo Garay Pita de 40 años, ingeniero comercial de la sede de Concepción de la Universidad del Desarrollo, quien tuvo algún paso por el Colegio Concepción y compartió con su familia una vivienda de clase media – alta en el sector Collao de la capital regional. Lo anterior son las certezas que existen, pero sus estudios de postgrado en el extranjero y sus conocimientos en economía quedaron en tela de juicio tras conocerse los resultados de su empresa Think & Co Asesorías Inversiones Limitada. 

El emprendimiento de Rafael Garay se constituyó el 15 de febrero de 2008 en la notaria santiaguina de Eduardo Avello, allí señalan que la empresa tendrá como objeto "Toda actividad relacionada con las asesorías de estrategias, estrategia comercial, financiera, negocios en general; inversiones, tanto en Chile como en el extranjero, en toda clase de compra y venta de bienes corporales o incorporales, muebles o inmuebles, agrícolas o urbanos; acciones, instrumentos de deuda, cuotas de fondos mutuos, instrumentos financieros, etcétera, y cualquier otro negocio que acordaren los socios".

Los socios Think & Co, de acuerdo a la inscripción de la sociedad en el Diario Oficial, fueron Garay y Javier Latorre Decizer, quienes aportaron en total $500 Mil, distribuidos en $275 mil del penquista y $225 mil del socio. La sociedad funcionó así hasta 2011 cuando Garay le compra su parte a Latorre. En tanto, las oficinas de la empresa estarán en Bellavista 185, torre A, departamento 1608. Mismo lugar desde donde la Policía de Investigaciones incautó una serie de documentos relacionados con los pagos no realizados a sus clientes.

Sólo gente de confianza

A Think & Co sólo había una forma de ingresar, contactarse directamente con Rafael Garay. Él entregaba antecedentes sobre la empresa, los beneficios que existían al operar con ellos y las utilidades que podría generar. Los, hasta ahora, 37 afectados confiaron en el economista a causa de las distintas apariciones públicas que realizaba en distintos medios de comunicación a nivel nacional, en donde explicaba las vicisitudes del mundo de las finanzas.

Tras un primer contacto, se explicaba el funcionamiento de la asesoría, que consistía en que Think & Co se encargaría de administrar los dineros comprometiendo una rentabilidad mínima anual de un 18% nominal anual en pesos, libre de impuestos y antes de comisión. Por lograr esta maravilla, Garay cobraba, a través de la empresa, una rentabilidad anual del 7% sobre las utilidades acumuladas en el periodo.

De acuerdo a los testimonios entregados por los afectados en la Fiscalía, Garay les decía que los dineros serían invertidos en empresas en el extranjero relacionadas con tecnologías y fuentes no contaminantes. Lo anterior ocurría a través de las supuestas oficinas ubicadas en Hong Kong, Malasia, entre otros países de Asía y Europa. Además de estar regulada por la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS).

Luego de dar a conocer esta forma de operar, se procedía a la firma de los contratos. Esto ocurría normalmente en las viviendas de los inversionistas o en cafés ubicados tanto en Santiago como en Concepción. Con la firma ya lista, Garay enviaba mensualmente una cartola con la información relativa a las ganancias que supuestamente obtenían estos dineros. A fin de año, se daba la opción de retirar estos dineros o reinvertirlos.

Supuesto cáncer

Cuando el destape de una serie de estafas piramidales como AC Inversions, IM Forex y el Grupo Arcano era vox populi Garay anunció en los medios de comunicación que su estado de salud era grave. Según el, los médicos "me detectaron un glioblastoma. Esto es un tumor, una suerte de Cáncer cerebral. Era asintomático hasta ahora en que he decidido hacerlo público, porque ya tengo muchos síntomas". Informó el 13 de junio de este año a través de la red social Facebook.

Allí mismo anunciaba que en un plazo de 21 días dejaría toda actividad empresarial para dedicarse a mejorar su estado de salud. A los accionistas les informó mediante un mail la forma de liquidación de la empresa y cómo sería la restitución de los dineros invertidos en la sociedad. En el escrito fechado el 18 de julio, Garay explicaba que reintegraba el 100% de los recursos administrados en ese momento, según un procedimiento de tres etapas. A los inversionistas de las primeras, que correspondían al 92% de los 518 clientes se les restituyó parte del dinero, pero para 37 personas, simplemente no alcanzó. Situación que la Fiscalía duda, puesto que no se ha comprobado la existencia de ese número de inversionistas, sino que los verdaderos clientes no superarían las 50 personas.

El supuesto glioblastoma le generó una dura discusión con su pareja, la enfermera Antonella Torelli, quien mediante el sistema de mensajería de "Whatsapp" increpó al economista, "están todas mis colegas y algunos médicos viendo la entrevista del matinal, los médicos preguntándome de diagnóstico. Hasta cuándo, festinar con tu cáncer, por qué en un matinal picante hablando de cáncer. De cáncer, cáncer es algo serio que no se va a contar a la tele (…) sabes que me acaba de decir la neurooncologa de acá, que te quiere (conocer) porque es la primera persona que sabe que está vivo con un glioblastoma de 2 años. ¿Sabes qué me dijo? Que fueras al psiquiatra. Colapsé, todo lo que traté de cuidar este tema en la pega, hoy se fue a la mierda".

Este cáncer fue la excusa por la cual salió el pasado 4 de septiembre rumbo a Paris en un vuelo de Air France, en el cual debía volver el día 12 de septiembre, tras realizarse un tratamiento médico en el afamado Hospital Gustave Roussy de la capital gala, que es conocido a nivel mundial como uno de los recintos asistenciales más importantes en la lucha contra el cáncer. 

Nunca ocurrió el vuelo de retorno, como nunca ocurrió su visita al Gustave Roussy, puesto que se dedicó a viajar con su pareja rumana por Europa y Tailandia.

Dentro de las diligencias realizadas por la Fiscalía, se encuentra la incautación de las fichas médicas de Garay en dos reconocidas clínicas de Santiago, en donde no existe diagnostico alguno del supuesto cáncer. Además, el economista le habría confirmado a la defensa y a la justicia rumana que la enfermedad nunca existió. Hecho que fue confirmado por la jueza Paola Robinovich del 3° Juzgado de Garantía de Santiago.

Mientras que quien debía devolver los dineros de los inversionistas de Garay en caso de fallecimiento, el abogado Ángel Valencia, declaró el pasado miércoles en la causa, acogiéndose al artículo 366 del Código de Ética del Colegio de Abogados. De acuerdo a la declaración, a la que tuvo acceso Diario Concepción, el jurista índico que también se sintió víctima de Garay. Y que en caso de haber entregado los cheques sin fondos, él podría haber cometido algún delito sin saberlo.

Vaciamiento de cuentas

De acuerdo a la investigación que realiza el fiscal José Morales Opazo, el estilo de vida que cultivaba Garay no se condecía con los reales ingresos que obtenía. Entre sus posesiones se encontraban varios trajes de la marca "Hugo Boss", seis automóviles de lujo, con marcas tan reconocidas como Lexus, Mercedes Benz, Jeep, entre otras, y frecuentes visitas a locales nocturnos santiaguinos.

En relato del persecutor, a diciembre de 2015, la cuenta bancaria que la firma poseía en el Banco de Chile, tenía de un saldo de $167.630.098, luego figuran $ 236.536 al 31 de Agosto del 2016. Posteriormente el 1 de Septiembre traspasa 235.000 a otra de sus cuentas, hasta quedar en el saldo de $2.536, que se mantiene hasta el día de hoy. Desde esa misma fecha, también realiza la enajenación de los vehículos. Además, el hoy prófugo de la justicia poseía con la firma una serie de créditos otorgados entre enero de 2013 y mayo de 2016, y una catalogación alta de cliente, que le permitió obtener cinco tarjetas de créditos bancarias de alto status en el mundo bancario.

En tanto, los dineros personales, Garay los manejó en una cuenta en el Banco Santander, que al día de hoy tiene un saldo negativo, además de una cuenta corriente, un crédito hipotecario y una tarjeta de crédito bancaria de alto status, asociada a una línea aérea. Desde la institución informaron que tanto la línea de crédito como el cupo de la tarjeta están utilizados en su totalidad. Registrando su último movimiento el día 12 de septiembre, mediante la página web. En esa fecha, Garay esperaba que su bomba de tiempo estallara.

Hasta el minuto se desconoce el paradero de los dineros solicitados, fuentes de la Fiscalía estiman que pueden haber sido trasladados a cuentas bancarias en el extranjero, como a otras cuya titularidad no pertenece al economista.

Compañeros de estudios

Una decena de las víctimas son de Concepción, todas ellas llegaron por diferentes motivos a invertir sus dineros con un reconocido economista local. Varios de ellos compartieron aulas con el prófugo de la justicia chilena, desde donde se desprenden diversas historias.

Mayo de 2014 es una fecha que Paula Avendaño Burgo quiere olvidar, fue ahí que decidió contactar a su ex compañero del Colegio Concepción, Rafael Garay, para consultarle por alguna corredora de fondos confiable, pues había recibido una herencia proveniente de fondos previsionales de su padre, recientemente fallecido. 

Es ahí, cuando el imputado le ofrece su firma. A partir de esa fecha, una relación que se mantenía suspendida desde 1998 se retomó con una insistencia casi inusitada por parte del economista que logró en diciembre de 2014 la firma de un contrato con las condiciones ya conocidas por un monto de 71 millones de pesos, que fueron pagados mediante un cheque con fecha 26 de diciembre de 2014, depositados posteriormente en la cuenta de Think & Co.

Desde esa fecha, hasta el 30 de junio de 2016, Garay se comunicaba constantemente con la afectada, a la vez, que le depositaba en su cuenta bancaria las supuestas utilizadas que dejaba su inversión, además de comentarle la "buena salud" que gozaban sus dineros. 

Hasta el minuto, el perjuicio sufrido por Paula Avendaño asciende a su inversión de 71 millones, mientras que los depósitos por ganancias sumaron $18.151.821.

John Pomeroy Fuentealba fue compañero de universidad de Garay, en donde compartieron varios amigos en común. Ellos se reencontraron en el año 2011, con ocasión de los funerales del rector de la Universidad de Desarrollo, Ernesto Silva. Allí el imputado comentó que estaba creando un fondo de inversión con personas cercanas y montos no tan grandes y con un retorno garantizado superior a la de Fondos Mutuos y Bancos. Con estos antecedentes, la víctima realizó una primera inversión de 10 millones de pesos, a la que sucedieron otras por un total de 34 millones de pesos.

Andrés Loyola Barberis se encontró con Garay durante un vuelo a Cuba en 2015, ambos estudiaron en Concepción, pero no en las mismas casas de estudios, pero tenían amigos y compañeros en común. Es ahí cuando el economista le comentó que tenía un fondo pequeño, de menos de 50 personas, con inversiones en Asia, Chile y parte de Latinoamérica. Al retorno del viaje, Loyola decide invertir 60 millones de pesos, la mitad corresponde a su patrimonio personal y el resto a una sociedad de su pertenencia.

Al igual que con el resto de las víctimas, Garay le informaba mensualmente el estado de los dineros, pero a causa de problemas económicos, Andrés Loyola pidió en mayo de este año la devolución del total de lo invertido, lo que se haría en un pago de 30 millones y la diferencia en cuotas. Situación que nunca ocurrió.

La Polar y Huachipato

Carmen Bustica Vurestik conoció a Rafael Garay a través de los medios de comunicación como un reputado economista y durante su postulación senatorial por la Región del Bío Bío lo conoce personalmente en un acto de campaña. Es allí cuando le consulta al imputado por asesorías e inversiones financieras, puesto que mal asesorada colocó parte de su dinero como accionista minoritario en La Polar. 

Es allí, cuando Garay le ofrece los servicios de su empresa y le recomienda vender las acciones que tenía en la multitienda, obteniendo 37 millones de pesos, lo que sumado a 3 millones de pesos que poseía en su cuenta personal le permite a Bustica realizar una primera inversión por 40 millones de pesos en diciembre de 2013. Al tener retornos efectivos de utilidades, la víctima vuelve a confiar en Garay aumentando en otros $20 millones su saldo en la firma. 

Días después de conocerse la situación del cáncer que afectaba a Garay, Carmen Bustica, el 30 de junio decide invertir otros 10 millones de pesos, recibiendo cerca de 12 millones de pesos en retorno, reinvertidos en la sociedad arrojando un perjuicio de 70 millones de pesos.

En octubre de 2014, Benny Álvarez Ramírez y su hija Francisca Álvarez Barraza, decidieron invertir parte de sus fondos en Think & Co, tras un comentario de una amiga de su padre, sobre los negocios de Rafael Garay y el éxito que está teniendo la firma. Tras una serie de comunicaciones en donde el querellado comentaba ser miembro de felices y forrados, además de conducir un programa sobre finanzas en Radio El Conquistador y que entre los inversionistas se encontraba el conductor de noticias Iván Núñez y directores de Huachipato, argumentos que convencieron a las víctimas.

Es así, que el 5 de diciembre de 2014 se reúnen en la casa de Benny Álvarez en el sector de Andalué en San Pedro de la Paz, en donde acceden a invertir una cifra total entre ambos de $46,5 millones, que nunca tuvieron su devolución, a pesar de haber sido solicitada en forma personal por ambos durante una reunión realizada en un café capitalino el 25 de agosto pasado.

 

 

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