En la Región del Biobío hay al menos 400 personas que todavía se dedican a esta actividad. Su historia en Chile comenzó con los “Canillitas” en plena Guerra del Pacífico.
Cuarentenas, escasez de papel y su edad han sido factores determinantes a considerar para dar continuidad a sus actividades. Ayudas del Estado como el IFE y apoyo de Sercotec alivian las cargas.