Aunque estos eventos no son frecuentes, el caso de Puerto Varas reactivó la discusión sobre qué tan preparados estamos en el Biobío. Incluso si existen alertas y recomendaciones oficiales, la falta de tecnología de monitoreo y una cultura de prevención específica aún dejan a la población en condición de vulnerabilidad.
En Chile conocemos una amplia variedad de eventos extremos, y la meteorología concentra varios de ellos: tornados y trombas marinas de otoño-invierno, olas de calor de verano, heladas y precipitación extrema de invierno. La maravillosa y exuberante naturaleza seguirá sin dormir en Chile, pero nosotros debemos aprender a cautelar apropiadamente su vigilia.