A dos meses de la instalación, nuestra Convención Constitucional ya tiene forma, una que con responsabilidad y colaboración nos permitirá en octubre comenzar a debatir el tan esperado fondo.
Los peores impactos de la crisis son evitables todavía, no es demasiado tarde para frenar la tendencia, pero, para ello y tal como señalara Frans Timmermans, Vicepresidente de la Comisión Europea “será el momento en que el mundo diga ¡Basta!”
El asumir un compromiso constitucional permitirá estar en armonía con los estándares internacionales en la materia y colocar los derechos de las mujeres como una de las más altas prioridades del Estado.
Escribo esta columna de opinión con la esperanza que el Premio Nacional de Educación 2021 no sea solo un acontecimiento más de la burocracia, sino que sea una oportunidad para replantearnos la educación de forma de hacer realidad que niñas, niños y jóvenes son la prioridad del sistema educacional.