
Las fuerzas perdedoras de las primarias presidenciales de la izquierda se reagrupan en medio de una participación baja y el desafío de sumar a un electorado aún distante.
Por Bruno Rozas Hinayado
Una jornada electoral marcada por la baja participación y el triunfo de Jeannette Jara, la carta del Partido Comunista, dejó al resto del oficialismo en un escenario de reflexión y reordenamiento.
En total, 1.293.481 personas votaron en estas primarias presidenciales, en un país con más de 15 millones de ciudadanos habilitados para sufragar.
En la Región del Biobío, las declaraciones de los líderes locales revelaron más que una mera aceptación formal del resultado: mostraron la necesidad de recomponer alianzas, encauzar el desinterés ciudadano y encontrar un discurso que conecte con las preocupaciones cotidianas de la gente, especialmente en materias como seguridad, empleo y descentralización.
“Primero, yo creo que es necesario felicitar absolutamente a los compañeros del Partido Comunista por su buena campaña y a la candidata que salió electa hoy”, comentó Julia Rojas, presidenta regional del Partido Socialista (PS).
Si bien sus palabras apuntan al respaldo a Jara, su discurso también dejó entrever el vacío que deja la derrota. “Esperamos en estos días reunirnos como partidos y esperar que ellos nos convoquen para hacer un trabajo conjunto, sobre todo en lo local. En general creemos que no fue poca la participación, más de 1 millón de votos no es poco, pero también hay que entender que en general el país está bastante despolitizado en muchos temas, entonces a nosotros nos parece un buen índice de participación en la medida que la gente en gran medida se expresó y dijo claramente quien era la candidata que querían tener para enfrentar a la derecha ”.
Desde el Frente Amplio, la reacción fue de aceptación, pero también de reposicionamiento. Carlos Felipe Nova, su presidente regional, señaló que “Gonzalo Winter es un gran político pero las millones de personas que votaron se manifestaron claramente”. Sin embargo, reconoció que ahora el reto es “convencer a toda la gente que no votó” y, más aún, a quienes “no les convence” el proyecto progresista.
Foto: Raphael Sierra.
“El Frente Amplio está presente en muchas comunas de la Región del Biobío, tenemos concejales, consejeros regionales, la diputada Clara Sagardía y a nivel nacional también muchos representantes y también mucho trabajo, por lo tanto desde mañana nos ponemos bien las botas para trabajar con mucha convicción en Jeannette y lograr movilizar a toda la gente del Frente Amplio, pero no sólo a las personas de nuestro partido, sino que a toda la gente que no botó este fin de semana”, sostuvo el dirigente del partido.
Más explícita fue la autocrítica del senador socialista Gastón Saavedra, quien no vaciló en señalar que “si hubiese existido una alta participación, el resultado seguramente habría sido distinto”. Su evaluación sugiere que el resultado respondió más a la capacidad de movilización comunista que a una adhesión mayoritaria. Además, advirtió sobre la inminente polarización en la primera vuelta presidencial, donde “la derecha se impondrá con propuestas duras, especialmente en seguridad, tema que hoy es la principal demanda ciudadana”.
En la misma línea, Alicia Yañez, presidenta regional del PPD, asumió el veredicto ciudadano y expresó que “una mujer de nuevo va a ser la que va a pelear y luchar para derrotar a la derecha”, en un tono más conciliador, pero sin dejar de remarcar que se trata de una candidatura que no surgió del consenso, sino del veredicto ciudadano.
Por su parte, Marisol Henríquez Villalobos, de la Federación Regionalista Verde Social, mostró una visión más optimista pese a la derrota. “Esto es un paso para nosotros, entrar a jugar a la política de grandes”, dijo. Con un 2% de los votos, la FRVS valora su crecimiento y posicionamiento dentro del oficialismo. “El efecto climático debe ser nuestra prioridad, que tiene que ver con el mundo del medio ambiente, que está en las regiones y creemos que podemos ser un gran aporte en un programa unitario y por lo tanto ya desde mañana nos pondremos a trabajar”, agregó.
Algunos sectores del socialismo democrático reconocen que la victoria comunista obliga a realizar ajustes profundos en su estrategia. La baja participación ha sido una advertencia: ni el Frente Amplio, ni el PS, ni el PPD, ni el mundo regionalista fueron capaces de movilizar a sus bases como se esperaba.
La mirada ya está puesta en el 26 de noviembre, cuando se celebrarán las elecciones presidenciales con voto obligatorio. Se espera que más de 10 millones de personas concurran a las urnas, lo que cambiará completamente la lógica electoral. Los más de 1,2 millones de votos sufragados en la primaria son un buen punto de partida, pero insuficiente para enfrentar lo que se anticipa como una primera vuelta polarizada.
En este nuevo escenario, los perdedores de la primaria, el PS, el Frente Amplio, la FRVS, el PPD, tendrán que demostrar que su apoyo a la candidata no es solo protocolar, sino también efectivo.
Si hay algo que dejó claro esta elección es que la coalición oficialista está lejos de tenerlo todo resuelto. El resultado mostró más bien que el camino hacia La Moneda aún está lleno de incertidumbres.