Reconocida exdirigenta de la agrupación que representa a los trabajadores de la Salud cuenta detalles inéditos de la jornada transcurrida hace cinco décadas al interior del HGGB, en Concepción, cuando se produjo la intervención militar.
Graciela Cruz (72) ingresaba como todos los días temprano a comenzar sus labores en el Hospital Guillermo Grant Benavente, cuando un grupo de militares irrumpió inesperadamente el flujo de trabajadores en la entrada del recinto.
La situación fue preocupante tanto para Cruz como para sus compañeros, porque entre la multitud de militares se veían caras que reconocían de los pasillos del hospital, que comenzaron a hacer ingreso al recinto para empezar a retirar a diferentes trabajadores.
“Los trabajadores intuíamos que podía ocurrir algo, pero no pensamos que iba a ocurrir el Golpe de Estado ese día, los hospitales fueron tomados por las Fuerzas Armadas, principalmente por militares, ellos se hicieron cargo de los hospitales y sacaron a los directores que eran elegidos democráticamente por el gobierno del Presidente Salvador Allende. Tomaron a los directores, los sacaron a culatazos y los llevaron detenidos hasta donde iban a ser torturados”, relató Graciela Cruz Farías.
Graciela Cruz Farías comenzó su camino como viñamarina en 1951, junto a sus padres y su hermano, cuando por motivos laborales de su padre, quien trabajaba en la industria de la Empresa Nacional del Petróleo (Enap) ubicada en Concón, Viña del Mar, fue llamado por sus superiores debido a la experiencia que este tenía, para ser trasladado a la naciente Petrox, industria de Enap ubicada en Hualpén, comuna de la Región del Biobío.
Cambiar la soleada Viña del Mar por el lluvioso Concepción significó un cambio en la vida de cruz, hasta antes de llegar a la capital penquista, solo tenía la información extraída de los textos de Baldomero Lillo, al llegar observó que la realidad era superior a la ficción, que el dolor y la pobreza en la ciudad era demasiado para una mujer tan joven.
Tiempo después de la llegada de su familia a Concepción, su hermano se unió movimiento estudiantil y avanza hasta volverse dirigente del movimiento. Viviendo la realidad y experimentando con otros compañeros de la ciudad le ayudo a observar como vivían en la región y contemplar desde afuera las dificultades que sobrellevaban algunos a diario. Lo que le permitió empatizar con todos los que conocía, y convertirse en dirigente histórica de agrupaciones de lucha por los derechos como es la Confederación de Trabajadores de la Salud (Fenats)
Eran las 8 de la mañana cuando los funcionarios del hospital de Concepción hacían ingreso a las dependencias cuando por la entrada se logró observar que ingresaban militares hacia el patio del recinto hospitalario. Al hacer ingreso al centro médico, los militares retiraron de su puesto al director e instalaron a un representante del nuevo régimen a la cabeza del hospital.
“Ese día fue caótico porque llegaba gente que hasta un día atrás eran civiles, lo peor es que llegaban con listas. Dentro de esos civiles, iba un señor que tenía un programa que se llamaba la noche joven como tú y hablaba muy así romántico y todo lo creían un ser muy bueno, el día del Golpe de Estado llegó vestido de teniente del ejército, su nombre era Enrique Arjona Martínez. Llegó con el uniforme militar y con listados”, relata Graciela Cruz.
Las listas con las que ingresaron los militares para identificar a quien debían retirar del hospital, esos registros tenían el nombre de trabajadores del hospital, de todos los estamentos, tanto auxiliares como enfermeras, administrativos y médicos. Las nóminas con las que hicieron ingreso durante el 11 de septiembre, era de miembros de los hospitales que simpatizaran con corrientes de pensamiento ligadas a la izquierda política.
“Incluso dirigentes de la Fenats fueron retirados ese día, salvo dos dirigentes grandes de la Democracia Cristiana, que no fueron tocados porque ellos eran parte de esta maquinación que había dentro del Golpe Militar”, señaló la ex dirigenta nacional.
“Durante el transcurso del día todos los compañeros que retiraron los militares, fueron llevados al Estadio Ester Roa a ser torturados. Actualmente no se encuentra casi ninguno de ellos, ya sea porque fallecieron o porque se fueron al exilio”, agregó.
“Había gente infiltrada trabajando en el hospital, que después llegaron vestidos de militares, eso me hizo pensar que lo que ocurría venía de mucho antes y nosotros inocentemente no lo percibimos. Había mucha infiltración de civiles”, mencionó.
Graciela Cruz estuvo en el hospital, resistiendo todos los avances que podían ocurrir por el Golpe Militar, continuó con un perfil bajo organizando proyectos, ayudando a quienes lo necesitaran dentro de las murallas del Hospital Guillermo Benavente hasta el término.
Muchas acciones tuvo que tomar Cruz para mantenerse oculta. Hasta que fue reconocida por la Central Nacional de investigaciones (CNI) y se mencionaba que iban a ir en su arresto.
“Cuando finalmente me identifica la CNI fue en el año 87. Recuerdo que el 3 de octubre de ese año se iba a celebrar el día del hospital y mis compañeras, me dicen: ‘Chely, para que la CNI no te desaparezca, te vamos a elegir candidata a reina. Si tú eres visible y después te elegimos reina, no te pueden desaparecer’, entonces hicieron una campaña de candidatura, después me regalaron un vestido por el bienestar, me regalaron un vestido blanco, me llevaron a la peluquería con tacos y yo saludando como zombi, yo saludaba con la izquierda, pero me decían que saludara con la derecha porque en cualquier momento llegarían a buscar la reina y a todos los que estaban junto a ella si no hacíamos nuestro papel”, continuó la ex dirigente.
“Me hacían visible, después me llevaron a desfiles de modelos y teníamos que hacer toda esa pantalla y al final lograron parar mi detención porque cayó mucha gente. Fueron muy duros esos momentos y ahí teníamos que seguir lloramos escondidos y seguir resistiendo”, concluyó Cruz.
Tras recordar lo sucedido en ese fatídico día, Graciela Cruz Farías tiene pensamientos y conclusiones por expresar.
“Creo que fue el periodo más oscuro que le tocó vivir tanto a todo el pueblo de Chile, como a los trabajadores y trabajadoras de la salud. Pienso que no estaba en nuestro imaginario los siniestros que iban a realizar. Todos sabemos que esto fue financiado por la CIA y muchos cómplices chilenos que nunca fueron juzgados”, narra Graciela Cruz.
“Fue más allá de todo esto, como estos seres estaban preparados a ese nivel, y todavía a cinco décadas del Golpe de Estado existe impunidad frente a eso, es tan profundo y tan doloroso ver que aún hay muchos de estos actores del Golpe Militar que todavía están metidos dentro de la política nacional”, concluyó.