“La propuesta de nueva Constitución hace un giro, ya que establece expresamente la orientación pública que necesita impulsar la actividad científica”.
Noelia Carrasco
Antropóloga y Profesora del Departamento de Historia UdeC
Los actuales avances en ciencia y tecnología son incorporados en la propuesta constitucional, lo que se condice con su impronta cada vez mayor en la vida contemporánea, en la cual se requieren herramientas, espacios de divulgación y, sobre todo, de comunicación entre ciencia y sociedad. Este aspecto es especialmente importante, además, considerando el creciente avance de la digitalización de la vida social acontecida en las últimas décadas, aspecto que requiere de un conjunto de lineamientos y resguardos desde el punto de vista bioético y político. Considerando la importancia del quehacer científico en los procesos de diseño e implementación del modelo desarrollo, hay tres aspectos que resultan claves destacar.
A diferencia de la concepción instrumental de la ciencia y la tecnología referida en la Constitución de 1980, la propuesta de nueva Constitución circunscribe los desarrollos de la ciencia “según los principios bioéticos de solidaridad, cooperación, responsabilidad y con pleno respeto a la dignidad humana, la sintiencia de los animales, los derechos de la naturaleza y los demás derechos establecidos en esta Constitución y en tratados internacionales de derechos humanos ratificados y vigentes en Chile” (Art. 98). Es decir, se provee un marco ético y jurídico que otorga nuevos lineamientos para el quehacer científico, el que se espera esté sintonizado con principios internacionales y de carácter colectivo asociados al resguardo de la calidad de vida de la población y el equilibrio ecosistémico.
En segundo lugar, el borrador de nueva Constitución reconoce la existencia de diversos sistemas de conocimiento, entre los cuales se encuentran el sistema de ciencia y tecnología. Este aspecto implicará que la sociedad podría seguir avanzando en el reconocimiento de mayor justicia cognitiva y epistemológica, y que la diversidad cultural no sea sólo una cuestión decorativa sino un atributo integral de los territorios. En otras palabras, las ciencias promovidas por la propuesta de nueva Constitución favorecerán la convivencia intercultural en un marco de reconocimiento de derechos y capacidades de todos los pueblos.
Por último, la propuesta de nueva Constitución explicita una relación hasta ahora obnubilada en nuestro país, por la demanda privada de ciencia y tecnología y la naturalización de las ciencias como herramientas del modelo de desarrollo centrado en la explotación de los recursos naturales. Los tiempos de la sustentabilidad, la restauración y la conservación de los ecosistemas exigen la reubicación de las ciencias desde bases y en direcciones distintas, liberadas de ese compromiso natural con el modelo de desarrollo basado en el crecimiento económico. En este sentido, la propuesta de nueva Constitución hace un giro ya que establece expresamente la orientación pública que necesita impulsar la actividad científica, lo que va a impactar al actual ecosistema de ciencia y tecnología centrado en la competencia y los principios del mercado.