Política

Factor Lagos: los efectos de la última reforma constitucional

Pese a que la Carta Fundamental tuvo cambios significativos, estos sólo estuvieron marcados por aquellos que “la derecha de la época permitió”.

Por: Daniel Nuñez Durán 04 de Octubre 2020
Fotografía: Copesa

Siempre que se habla de Constitución, se recuerda instantáneamente, el 21 de octubre de 1980, día en que la Carta Magna redactada en la dictadura militar fue promulgada. Sin embargo, pocos recuerdan dos reformas constitucionales que se realizaron una vez que la democracia retornó al país.

La última de ellas, se ejecutó el 2005, bajo el gobierno del Presidente Ricardo Lagos y tuvo como objetivo dar un cierre definitivo al periodo “transición” y dejar atrás los últimos vestigios del régimen militar.

Las reformas fueron aprobadas por el Congreso pleno con 150 votos a favor, tres en contra y una abstención. Inmediatamente, se trataron 25 vetos o modificaciones que envió el Poder Ejecutivo en materias como la referencia a los delitos de difamación y a la protección de la vida pública, la suspensión del derecho de sufragio, la vacancia parlamentaria, entrada en vigencia de los tratados internacionales, fuero parlamentario y conformación del Tribunal Constitucional.

“La reforma 2005 fue muy importante y el ex presidente Lagos trató de presentarla como una nueva Constitución, pero ese llamado no prendió. Pese a esto, sí dejó muchas cosas para destacar”, comentó Tania Busch, profesora de Derecho

Constitucional de la Unab.

La académica destacó que el gran legado de la intervención a la Carta Magna fue que Lagos sacó muchos de los enclaves autoritarios que quedaron de la reforma de 1989, que mantenía muchos puntos del texto original redactado en 1980.

“En la Constitución, hasta el 2005, se mantenían los senadores designados, el sistema binominal a nivel constitucional, el rol de garantes de la institucionalidad de las Fuerzas Armadas, algo que era impresentable, porque tenían un rol dentro de la política activa que era incompatible con una democracia madura, además de otros elementos importantes”, señaló Tania Busch.

Dijo que también se avanzó en democratizar la organización del poder, por la reforma del Tribunal Constitucional, a quien se le otorgó importantes atribuciones.

Otras visiones

Una visión diferente comentó el diputado Pepe Auth (IND), quien aseguró que fue una reforma marcada por lo que la derecha permitió hacer. “La reforma requería un quórum que la derecha estuvo dispuesta a dar por lo que le convenía. Por ejemplo, el fin de los designados sólo pudo ser posible cuando el esquema de designación comenzó a perjudicarlos cuando ellos eran oposición. Hicieron todo a su conveniencia”, indicó Auth.

Agregó que “en el balance se sacaron cosas positivas de lo que quiso implementar el ex presidente Lagos, pero, siento, faltó apretar un poco más para hacer algo que la historia valorará mucho más”, dijo Auth.

En opinión del abogado constitucionalista y académico de la Universidad de Concepción, Carlos Maturana, la reforma del 2005 “fue profunda en muchos aspectos, se democratizaron algunas cosas, pero no se hizo cargo de los nuevos desafíos. En parte, porque no hubo la visión suficiente, pero también porque no estaban los votos para su aprobación, como el reconocimiento de los pueblos originarios. Si se revisa el capítulo tercero sobre derechos constitucionales, hay temas que no se tocaron”.

Pero hubo otros temas que no tuvieron el quórum para implementarse, por ejemplo, una de las demandas que aún se sienten en el país que es tener un estado social.

“Para dejar de ser un estado subsidiario y pasar a transformarnos en un estado social no hubo quórum. Se eliminó mucho del autoritarismo que había en el diseño de las instituciones. Hubo cosas importantes que se pudieron modificar, sobre todo, en definiciones doctrinarias y valóricas que son características de un estado subsidiario”, señaló Tania Busch.

Los consultados coincidieron que la reforma tuvo una buena valoración, pero no lo suficiente para lograr cambiar el corazón ideológico de la Constitución vigente. “Las reformas fueron un avance democratizador importantes y elevaron los estándares a una democracia más moderna, pero siento que faltó mucho más”, dijo Pepe Auth.

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