La autoridad visitó la Región del Bío Bío y realizó un análisis del actual escenario político y social, desde la persepctiva de las organizaciones sociales y los desafíos que trae a la DOS.
El actual estallido social cambiará al país en muchos ámbitos, siendo las organizaciones sociales, identidades que sin duda evolucionarán en sus actuales formas de trabajo.
Con una ciudadanía mas empoderada, con claras intenciones de opinar, ser parte y fiscalizar el actuar del gobierno, la División de Organizaciones Sociales (DOS) del Ministerio Secretaría General de Gobierno será un organismo que tendrá un gran desafío para trabajar coordinadamente con las organizaciones sociales.
Javier Acuña Maturana asumió la dirección de la DOS el pasado 25 de noviembre y aprovechó su visita a la zona para dialogar con Diario Concepción sobre cómo se viene el desafío con las organizaciones sociales del país.
– ¿Cómo analiza la DOS la labor de los dirigentes sociales?
– La crisis social tiene una salida que es más democracia y para tener más democracia tenemos que escuchar, dialogar y tomarnos el tiempo de recoger la voz de la calle y llevarla a La Moneda. Los dirigentes son esenciales en eso, porque son los primeros en estar ahí. La primera autoridad son los dirigentes sociales, la presidenta de la junta de vecinos, el presidente del club deportivo, el encargado del centro cultural, ellos le hacen la pega al gobierno central y a los municipios diciendo dónde, cómo y cuándo hay que hacerlo, y lo hacen de forma gratuita.
– ¿Qué medidas se vienen para beneficiar a los dirigentes sociales?
– Vamos a tener la entrega de la credencial del dirigente que es una petición que han pedido muchos. También nos han pedido trabajar en conjunto la posibilidad de establecer algún tipo de seguro en caso de accidentes en el proceso de sus funciones, porque son personas que trabajan gratis, ponen tiempo familiar a disposición, ponen dinero de sus bolsillos y son comprometidos por el servicio público. Yo comparo a los dirigentes sociales con los bomberos.
– ¿Cómo toma la DOS el actual estallido social?
– La misión nuestra es bajar la política pública a la sociedad a través de la sociedad civil, contar en qué está el gobierno. Tenemos que tomar la voz de la calle y llevarla a La Moneda.
– ¿Cómo será el trabajo para que las organizaciones sociales sigan trabajando con la DOS y no de forma independiente?
– Trabajamos diariamente para que las organizaciones sociales sean independientes y no dependan del color, o del gusto de quién esté en La Moneda. La esencia de la DOS es dotar de herramientas, trabajar en conjunto y generar sociedades, no ser el monstruo que se come a las organizaciones. Vamos a potenciar la independencia de las organizaciones sociales, entre más herramientas tengan nuestros dirigentes, más independientes serán para trabajar y no requieran estar en buena con una autoridad determinada.
– ¿Qué esperan de las organizaciones sociales después del estallido social?
– Los procesos de participación ciudadana, durante mucho tiempo, han sido un check list, como un favor de parte de la administración del Estado. La participación ciudadana es un deber y una exigencia, y llegó para quedarse, pero como todo deber no va a ser tal si la gente no participa, por ende, todos los procesos de participación van a ser apoyados por el gobierno. Vamos a llamar a que la gente participe en el plebiscito de abril. Los ciudadanos deben tener claridad de que no pueden perder la fe, tenemos que participar todos para decidir el futuro del país.
– ¿Habrá un énfasis en fortalecer la educación cívica?
– Estamos trabajando en cápsulas de carácter cívico a través de ELearning. Cuando uno se encuentra con generaciones que no tuvieron educación cívica, se nota que hay cierta falta de homogeneidad que es necesaria para la discusión. Tenemos que hacer el esfuerzo para entregar los elementos mínimos que nos permitan tener una discusión a un mismo nivel.
– ¿Cómo se motiva a las organizaciones sociales a trabajar con la DOS teniendo en consideración el actual desprestigio de la clase política?
– No es fácil. La crisis de representatividad afectó el nivel político superior, pero también está afectando los niveles basales. Las juntas de vecinos ya no tienen las mismas convocatorias. Tenemos que buscar entre todos evitar que la falta de representatividad baje al sistema basal que sustenta todo, que son nuestras organizaciones sociales.