Política

La poderosa herramienta que la ciudadanía entrega a los políticos: el big data

Por: César Herrera - La Tercera 31 de Julio 2019
Fotografía: Agencia UNO

Durante los últimos años se ha masificado el concepto big data entre las campañas políticas a nivel global. Solo basta revisar las estrategias utilizadas por los partidarios de Donald Trump en Estados Unidos y del Brexit en el Reino Unido, para conocer el impacto que ha tenido el uso de este recurso cada día más codiciado.

La discusión entorno al big data regresó con la controversial aplicación FaceApp, que envejecía el rostro del usuario gracias a diversos filtros. Para esto, el interesado debía aceptar cargar las imágenes al servidor de la compañía tecnológica.

Pero, ¿cuál es el problema? El volumen y el detalle de información que a diario cada persona comparte en internet ha generado un nicho que hace una década era apenas advertido. El cruce de los contenidos facilitados a través de la huella digital con otras bases de datos, que se tranzan en compra y venta, acopiarla, interpretarla, clasificarla, empacarla y usarla para fines comerciales y políticos.

Así, el big data se convirtió en pocos años en el arma más poderosa al alcance de los políticos, al poder – de forma tan precisa – identificar, clasificar, localizar y priorizar geográficamente dónde, cuándo y cómo “cazar” votos con la menor inversión posible.

En la campaña presidencial de Donald Trump, su grupo asesor contrató a la empresa británica Cambridge Analytica, consultora especialista en datos que usó los más de 50 millones de usuarios de Facebook en favor del candidato. Misma situación que con la elección del Brexit. En ambos casos, quienes pagaron por información ganaron las elecciones.

Si bien, hace menos de una semana se informó que la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos aprobó multar con US$ 5 mil millones a Facebook por violar normas de privacidad por compartir la información de sus usuarios que les había asegurado proteger, la entrega de información privada costó el cargo de dos primeros ministros británicos: David Cameron y Theresa May.

En Chile el interés ante el big data está presente, sin embargo, de manera incipiente. En estos momentos existen sistemas de geolocalización o de cruce de datos, mas no aún al nivel de lo planteado en el primer mundo.

Sebastián Piñera fue quien más se acercó a este tipo de estrategias en su más reciente campaña presidencial, cuando a través de Instagis – firma que tiene un software de predicción territorial que permitía cruzar RUTs, domicilios, inclinación política y perfil socioeconómico, entre otras variables – facilitaron concentrar sus esfuerzos y recursos, sobretodo entre los indecisos.

No obstante, a pesar del interés, la obtención de información mediante el big data aún no ha sido potenciada en el país. Ejemplo de esto es el caso de – nuevamente – Trump, quien detectó un importante nicho entre quienes veían The Walking Dead. En dicho grupo, advirtieron que un tema que les inquietaba era la inmigración, por lo que mapearon a esos votantes combinando herramientas de datos y Google Maps, y colocaron propaganda tanto en las pausa de la serie o banner. Aún no se ha registrado algún caso similar en Chile.

Hasta la fecha no ha ocurrido ningún escándalo de mayor escala en el país relacionado con el big data. Mas hay que advertir que la legislación que regula esta materia data de 1999 (ley 19.628), cuando aún los smartphones no eran adicción como en la actualidad.

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