De visita en Concepción, la parlamentaria del FA se refirió a los proyectos del Ejecutivo, como Admisión Justa y Aula Segura, e insistió en que la cartera debe dar un giro hacia los estudiantes.
Una gira similar a la que concretó durante el verano la ministra de Educación, Marcela Cubillos, realizó hace un par de semanas la diputada de Comunes, del Frente Amplio, Camila Rojas.
La parlamentaria de 28 años, representante del Distrito 7 (en la V Región Costa) y presidenta de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, conversó con Diario Concepción justo antes del traspié del Ejecutivo tras el rechazo a la idea de legislar el proyecto de “Admisión Justa”, que, sumado a “Aula Segura”, se han transformado en temas insignias de La Moneda.
En la oportunidad, Rojas comentó que le pidió a administración Piñera incluir en la agenda el debate por la gratuidad universitaria, que en este minuto mantiene en incertidumbre a casas de estudios y estudiantes.
– ¿Cómo se va a enfrentar, desde la comisión, el tema de la gratuidad, teniendo en cuenta que el Ejecutivo no tiene intención de efectuar un cambio legislativo para perfeccionarla?
– Yo veo que hay una solución a corto plazo que depende de la voluntad del Gobierno y otra de largo aliento, que me parece que es fundamental. La primera, se relaciona con que el Cruch presentó una propuesta que ganó en el Congreso el año pasado, que se trataba de usar el remanente del Fondo Solidario para el déficit que se pudiese generar mediante la gratuidad, tras distintas situaciones. Esto no se logró, luego de que parlamentarios de Chile Vamos y el Gobierno recurrieran al Tribunal Constitucional. Ahora, el Gobierno debe abrirse a evaluar esta posibilidad, ya que es la única forma de que no caigan en una crisis mayor.
– ¿Y la otra opción?
– Se relaciona con la forma de financiamiento que tienen actualmente las instituciones de Educación Superior, ya que lo hacen por el arancel, en donde cubren un monto por cada estudiante, esto siempre va a tender al déficit. Pasa que si un estudiante decide no continuar sus estudios, el arancel no se sigue entregando a la casa de estudios, pero ellos no pueden dejar de realizar sus labores operativas o despedir un profesor. Nos parece que se debe cambiar los aportes a la institución, que deben ser basales y no por un estudiante.
– A su juicio, ¿hacia dónde debería apuntar el debate este año? Teniendo en consideración que durante 2019, sólo en el Bío Bío, 3.610 estudiantes perdieron la gratuidad?
– El Gobierno debe dejar de lado la terquedad y autorizar usar el remanente del Fondo Solidario, esa es la medida y el Ejecutivo no ha querido ceder y aquí está en riesgo la sustentabilidad de las universidades y no creo que este Ministerio queden en un déficit muy sustantivo como el que podrían sufrir si esto se sigue arrastrando. También es relevante asegurar las condiciones a los estudiantes de cómo van a poder cubrir el año que se han retrasado. Estamos haciendo que las universidades entren en crisis.
– ¿Debe haber un trabajo mancomunado entre las universidades y las federaciones para lograr una solución en este tema?
– Por supuesto, en general, deberían trabajar de forma mancomunada en este tipo de situaciones. El rol de los rectores, académicos, estudiantes y funcionarios debiera ser común y estar sobre la mesa.
– ¿Ha habido sectarismo por parte del Gobierno al priorizar temas como Aula Segura o Admisión Justa en desmedro de la gratuidad?
– Me parece que ha habido una excesiva concentración en Admisión Justa, estamos de acuerdo que hay problemas en el Sistema de Admisión Escolar, pero hay una serie de otros problemas que no salen a la vista no están siendo prioritarios y son relevantes para las comunidades educativas, dejando de lado a las comunidades educativas.
– Hace algunas semanas, se cumplió un año de las tomas feministas en las universidades, ¿Cómo observa lo ocurrido con este movimiento?
– Se cumple un año del peak de este mayo feminista, es muy importante que estos temas no estén debajo de la alfombra, y que sean de interés y prioritarios. Las declaraciones públicas denotan un interés, pero estos episodios siguen ocurriendo, por lo que la brecha sigue existiendo por las dinámicas intrauniversitarias en la protección de algunos académicos que han sido protagonistas de estos hechos.