
Rodrigo Alveal
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Vico.cl
El reciente ataque a Guillermo Oyarzún, un conserje de 70 años brutalmente golpeado por un residente de su edificio por una simple negativa (no tenía un cigarro para convidarle a su agresor), nos confronta con una realidad dolorosa y urgente.
Hoy, Guillermo yace en un hospital con fracturas graves, el riesgo de perder un ojo y su espíritu y corazón quebrantado. Mientras tanto, su agresor permanece en libertad con meras obligaciones de firma mensual.
Este incidente no solo es un acto de violencia inaceptable, sino también un símbolo de cómo tratamos a quienes nos protegen. Los conserjes, en su mayoría personas mayores y muchas veces invisibles, desempeñan un papel crucial en nuestras comunidades. Trabajan en silencio durante la noche para garantizar que todo funcione sin problemas para nosotros.
Es imperativo que dejemos de normalizar esta indiferencia. Cuando un trabajador como Guillermo enfrenta tal brutalidad y el sistema responde con pasividad, revela una falla grave en nuestro tejido social.
En VICO.CL, siempre hemos valorado profundamente a nuestros conserjes.
Reconocemos que son el sostén silencioso de cada comunidad, los pilares que
aseguran el bienestar diario de todos los residentes. Es hora de actuar en defensa
de quienes nos cuidan.
Proteger a los conserjes no es solo un acto de justicia, sino una responsabilidad
colectiva. Debemos garantizar que estén seguros y respetados en sus lugares de
trabajo. Su protección es nuestra protección.
¡Cuidémoslos! Porque protegerlos es protegernos a todos.
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