Las elecciones parlamentaria y presidencial son cruciales para el destino futuro del país. Es, por lo mismo, una obligación patriótica depositar en la urna un voto informado.
El título de esta opinión puede causar su sorpresa ya que obviamente el nombre de Trump no está en la papeleta. Sin embargo, ¿será tan así?
El fenómeno de la emergencia de una derecha dura y autoritaria, regresiva en democracia y derechos sociales y enemiga de la cooperación internacional no es un tema local; es un fenómeno global. Su coordinación internacional ha definido ya sus estrategias, en recientes encuentros en Madrid y Budapest, con participación de sus representantes chilenos, siendo su líder y jefe indiscutido el presidente Trump. Como puede ver, cuando usted se informa puede que el título adquiera sentido.
Los representantes nacionales de esa derecha sectaria y autoritaria están en la papeleta presidencial y en sus voceros en las parlamentarias. Son el candidato libertario, el candidato republicano y la candidata de la coalición Chile Vamos que ha optado también por endurecer su discurso.
Revise sus planteamientos y propuestas, todas ellas ya han sido ensayadas por Trump. Se trata de una lamentable copia.
Revise el trato despectivo y ofensivo hacia el presidente de la República. Se trata de un “atorrante”, de un “corrupto”, de un “travesti político” y podemos seguir. Ni en las épocas de más división social se vio un lenguaje como ese que es repetido incansablemente, tanto dentro como fuera del país, por los imitadores de Trump. Recuerde el trato dado en debates públicos por Trump a Hillary Clinton y al presidente Biden.
Ya se observa, un claro desprecio a la institucionalidad republicana y a la democracia. Hoy los candidatos de Trump están en una competencia desatada por convencernos de las bondades de las propuestas que impulsarán desde el primer día en La Moneda, gobernando por decreto y evitando la legítima discusión democrática en el Congreso Nacional. Compare: Trump lleva casi un año gobernando a través de resoluciones administrativas que le permiten ignorar al Congreso.
El debilitamiento de la democracia como forma de gobierno permite relativizar el respeto y la garantía de los derechos humanos. Mientras existe una condena casi mundial al régimen dictatorial de Maduro y al genocidio que Netanyahu – con el apoyo directo de Trump – ha llevado adelante contra el pueblo palestino; los representantes de Trump, en Chile, están disponibles para sumarse a esa condena a Maduro, pero son incapaces de decir ni una sola palabra en defensa de los derechos del pueblo palestino y de un estado palestino, tema excluido del llamado pomposamente “acuerdo de paz”. Tampoco dicen nada de los crímenes y la amenaza a la paz mundial que representan los asesinatos cometidos en el mar internacional del Caribe por Trump, hasta ahora sin pruebas que los justifiquen ni menos autoricen. Y finalmente, no se atreven todavía a condenar a la cruenta dictadura de Pinochet y sus violaciones a los derechos humanos y nos dicen que la búsqueda de justicia y de los detenidos desaparecidos es “una venganza” y preparan el indulto de los violadores de derechos humanos.
Todo eso está ocurriendo bajo nuestras narices confiando en que usted no es capaz de informarse.
Hagamos que se equivoquen. Nuestros hijos y nietos lo agradecerán.
Pedro Vera Castillo
Académico Universidad de Concepción